Después de buscarlo toda su vida, John Dee encontró por fin el secreto de la piedra filosofal que todos los alquimistas de su tiempo se habían empeñado inútilmente en encontrar.
Todo lo que tocaba esa maravillosa piedra se convertía en oro. Así, en unos cuantos días John De se convirtió en un hombre inmensamente rico.
Se le acabó a partir de entonces la tranquilidad. De día y de noche lo asediaba una caterva de individuos que le proponían negocios o le pedían dinero prestado. No supo ya si las mujeres lo buscaban por lo que era él o por su riqueza. Los amigos que antes le hacían bromas ahora lo adulaban.
John Dee regresó a su gabinete de alquimista. Dijo:
-Ahora estoy buscando la piedra anti filosofal, una que convierta en materia común y corriente todo el oro que toque.
¡Hasta mañana!...