El Señor sumió a Adán en un profundo sueño.
Tomó de él una costilla, y de la costilla hizo a Eva.
De ese modo empezaron las relaciones del hombre y la mujer.
Ignoramos cómo fueron las relaciones de la primera pareja que existió en el mundo. Se sabe, sin embargo, por un relato apócrifo, que a los pocos meses de ser creada Eva se acercó al Señor como con intención de decirle algo. No se animaba, empero, a hablarle.
-¿Quieres decirme algo? -le preguntó Él.
-Sí -contestó la mujer-. Pero no sé cómo decirlo.
-Dímelo como puedas -la animó el Creador.
-Bueno -le dijo entonces Eva-. Solamente quiero recordarte que yo también tengo costillas.
¡Hasta mañana!...