Según es bien sabido, Dios hizo un universo.
Pasó mucho, mucho tiempo, y nació Miguel Ángel.
Años después Shakespeare vino al mundo.
Y luego llegó Mozart.
El Creador sonrió complacido y exclamó:
-¡Caramba! ¡Me están saliendo muchos competidores!
¡Hasta mañana!...