Es sólo una camisa de hombre.
¿Qué es una camisa en la infinitud del universo? Nada. Compárese esa camisa con los Montes Himalaya, con el río Amazonas, con el Océano Pacífico, o compáresele con las pirámides de Egipto, con la Muralla China o el Empire State; más aún: compárese esa camisa con las obras de Shakespeare, las estatuas de Miguel Ángel o las óperas de Wagner, y ya se verá que esa camisa es nada. Nada.
Sin embargo, una mujer ha lavado la camisa, y la ha planchado luego. Ahora la prenda se ve perfectamente limpia, sin arrugas. Doblada con esmero y puesta en el cajón se mira como una joya rutilante.
Esa camisa, ya se dijo, es nada. Pero por causa de lo que en ella hizo la mujer el mundo es ahora mejor, más ordenado y bello. Las pequeñas cosas son nada, pero son tantas que acaban por ser todo.
¡Hasta mañana...!
