Empiezan ya a caer las nueces de las más altas ramas altas del nogal.
Tengo dada una orden: Los diezmos y las primicias son para las ardillas y para las palomas. En mi pequeña teología esas criaturas representan a la iglesia de Dios. Para ellas son los primeros frutos de nuestro árbol.
Las ardillas saben guardar para mañana, sabiduría de la cual nunca he sabido yo. Las palomas esperan que alguien pise una nuez, y luego la disfrutan. Reparto unas monedas a los niños de la escuela para que pisen las nueces de mi huerto. Me dicen ellos: "Cuando llegamos nosotros las palomas vuelan. Cuando usted llega, no".
Doy gracias a Dios por la paloma y por la ardilla, por las nueces y los niños. Y, como el salmista, doy gracias a Dios por Dios.
¡Hasta mañana!...
