Llegó el primer otoño del mundo.
Por primera vez las hojas cayeron de los árboles. Con el tiempo eso sería causa de lacrimógenos poemas y melancólicas canciones, pero en aquellos días inaugurales no existían aún esas calamidades.
Desnudo quedó el ramaje de los árboles, y el viento llevó lejos las caídas hojas.
Entonces dijo Eva:
-No tengo nada qué ponerme.
Ésa fue la primera vez que se escuchó esa frase que todos los hombres con mujer hemos oído.
¡Hasta mañana...!