Se acerca ya el invierno, y en el jardín florecen los rosales.
Hay rosas blancas, rojas y amarillas. Las señoras del Potrero dicen que las blancas son para las niñas, las rojas para las enamoradas y las amarillas para las mujeres que no tienen hombre.
También hay rosas de color de rosa. Ésas, dicen, son el símbolo de la felicidad.
Llegan los colibríes -aquí se llaman chuparrosas-, y llegan las abejas. Beben la vida en el cáliz de las flores y luego la trasmiten llevando el polen a otras flores.
Yo doy gracias a Dios, que hizo de las flores una trampa hermosa para perpetuar la vida.
Por lo mismo le doy gracias por haber hecho al amor.
¡Hasta mañana!...