El pastor gritaba:
-¡Qué viene el lobo, qué viene el lobo!
Corrían los demás a defender sus rebaños, pero el pastor era mentiroso: el lobo no venía.
El lobo gritaba:
-¡Qué viene el pastor, qué viene el pastor!
Corrían los demás para ponerse a salvo, pero el lobo era mentiroso: el pastor no venía.
Entonces los pastores y los lobos expulsaron al pastor mentiroso y al mentiroso lobo.
Ellos se juntaron y escribieron en una obra de ficción. Tuvo tanto éxito -las mentiras venden- que se hicieron ricos. Cuando llegó el invierno el fabulista, que se había pasado el verano entero haciendo fábulas, tuvo que pedirles comida para no perecer de hambre.
¡Hasta mañana!...