El cerdo le dijo a la vaca:
-Tú das leche, mantequilla, crema y quesos, y todo mundo te quiere: los niños cantan canciones sobre ti; los pintores te ponen en sus cuadros. En cambio yo doy todo de mí: manteca, tocino, jamón, todo. Hasta mi piel y mi pelo se aprovecha. Y sin embargo, la gente me mira con desdén, y me llama con ingratos nombres. ¿Por qué es eso?
-No lo sé -respondió la vaquita, pensativa-. Será porque yo lo que doy lo doy en vida.
He narrado esta fabulilla sin saber cuál es su moraleja.
Póngale cada quién la que quisiere.
¡Hasta mañana!...