Pusimos un nacimiento navideño en el patio de la casa que fue de mi señor abuelo don Mariano, que luego perteneció a mi padre, y en donde ahora está nuestra estación de radio cultural, Radio Concierto.
El piso de ladrillo saltillero lo cubrimos con paja que trajimos del Potrero de Ábrego. Vinieron después días de lluvia. Y sucedió un milagro: de la paja brotaron verdes briznas de un nuevo trigo que nació, como quien dice, de la nada.
La verdad es que nada nace de la nada. Todos nacemos del Todo. Ahí donde las cosas parecían sin vida -la paja seca, el barro centenario- nació otra vez la vida. El nacimiento nos dio un nuevo nacimiento.
Hay demasiada vida en este mundo para que haya muerte. Demasiada vida hay en nosotros para que debamos resignarnos a morir. Lo que termina es sólo para recomenzar. Toda vida es vida eterna. Somos un instante que dura una eternidad.
¡Hasta mañana!...