Las ramas de los árboles no tienen hojas ya. El cielo es una página gris, con dos puntos de cuervos solamente, y una vaga neblina empieza a descender por los picachos de Las Ánimas.
Ese bostezo no es de aburrimiento. A diferencia de los hombres las cosas no se aburren. Bosteza el mundo, plácido, porque ya va a dormir. Viene el invierno, y en el invierno la tierra sueña. Sueña en la primavera. Así, aunque haya bruma, sonríe.
Yo salgo a caminar por la vereda que lleva al monte de los pinos. Extraño la presencia de mi perro, y sé que en las veredas por donde anda él también me extraña a mí. Y he aquí que de pronto soy condecorado. Miro un venado cerca, y él me mira. Y no huye. Después de verme sigue paciendo en paz. Supo que no iba a hacerle daño. Ésa es una condecoración. Hermano ciervo él; hermano hombre yo. Y el paisaje ya no es bostezo: Ahora es un gran corazón en el que latimos juntos los seres y las cosas.
¡Hasta mañana!...