Perdonen ustedes: Quizá soy hombre de poca fe, pero cuando alguien me dice que Cristo le habla me aparto de él apresuradamente.
En los Estados Unidos, hace tiempo, el reverendo Jimmy Swaggart, predicador protestante de gran éxito en la televisión, fue sorprendido con una prostituta en un cuarto de hotel. La prensa publicó la noticia con grandes titulares. Nuestros vecinos se interesan mucho en la religión, se interesan mucho en el sexo, y más se interesan cuando andan juntos el sexo y la religión. Los feligreses le reclamaron a Swaggart su pecado. Y él les respondió:
-Anoche me habló Cristo y me dijo que esto a ustedes no les importa nada.
Tengo que confesar que nunca escucho voces celestiales. Oigo, sí, en mi interior una voz pequeñita que me pide amar a Dios en sus criaturas: Los hombres, los animales y las plantas, todas las cosas de la naturaleza. Pero esa voz, repito, es muy pequeña. Y se lo agradezco: Si alguna vez me hablara Dios personalmente, me asustaría bastante.
¡Hasta mañana!