EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Moby Dick

GILBERTO SERNA

Es una novela que narra la obsesión del capitán de un barco por capturar una ballena blanca persiguiéndola por lo siete mares con la que tenía hondas rencillas, si es que cabe el término por tratarse de un animal, pues se habían enfrentado, debe suponerse, en un encuentro que ocurre antes del relato, en donde pierde una pierna obligándolo a usar una prótesis de hueso construida con la mandíbula de un cachalote. Es tal el odio que se incuba en la mente del capitán del barco ballenero, bautizado como Pequod, que comunica a su tripulación que el objetivo primordial, más allá de la caza de ballenas, es la persecución del enorme leviatán que dejó sin pierna en una encarnizada lucha con el animal marino, que en la película filmada en 1956 protagoniza como el capitán Ahab, el artista Gregory Peck que a mi juicio hizo un estupendo papel empecinado en arponear al cetáceo y obviamente darle muerte, propósito que no logra.

La novela escrita por Herman Melville no tiene desperdicio. Empieza por narrar cómo llega el joven Ismael, que será el único sobreviviente del desastre que sufre el Pequod percatándose de cómo sus compañeros mueren a consecuencia de la terquedad del ofuscado capitán del barco, entre ellos su amigo el arponero polinesio Queequeg, quien lleva un ataúd de madera convencido de que está escrito morirá; féretro que al fin y al cabo le sirvió de salvavidas a Ismael cuando la ballena que atacó al barco, lo hundió a topes y se llevó el cadáver del capitán Ahab que enredado en los cables de los arpones, con un brazo suelto, parecía llamar a sus marineros para que lo siguieran al fondo del mar.

La ballena a la que el autor le dio el nombre de Moby Dick, tal como si tuviera conciencia de lo que hacía, atacaba furiosamente al barco por uno de sus costados al tiempo que daba resoplidos que formaban una nube a su alrededor, con cuyas embestidas perforaba la madera de la nave logrando hundirla. Así pereció toda la tripulación ahogada en las aguas donde se pretendió capturarla. El animal supongo que enloqueció a tal grado que no le importó destruir a quienes querían matarlo costara lo que costara. Durante más de cuarenta años logró escapar de sus depredadores llevándose sus arpones en su lomo como trofeos cinegéticos de burla e incuria a quienes querían quitarle la vida.

Para terminar sólo diré lo que por falta de espacio no dije en mi anterior colaboración

En uno de los candentes capítulos de la novela Moby Dick aparece el fuego de San Telmo que es un meteoro ígneo consistente en una descarga de efecto corona electroluminiscente provocada por la ionización del aire dentro del fuerte campo eléctrico que origina las tormentas. Obviamente no son llamas incandescentes sino un fenómeno físico que se produce cuando hay una tormenta en el mar considerándose un buen augurio.

Es un resplandor brillante blanco azulado que en algunas circunstancias tiene aspecto de fuego, surgiendo de estructuras altas y puntiagudas, caso de los mástiles, pináculos y chimeneas: en la película que protagoniza el actor Gregory Peck sobre la cubierta del barco en medio de una tormenta enarbola una lanza que parece encenderse con una luz azulada, que recorre de su empuñadura hasta la punta, ante la mirada asombrada de la tripulación que vio el suceso con asombro reverencial. Es el Fuego que precede a un huracán.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 918739

elsiglo.mx