Hay a últimas fechas un par de indicios positivos donde la perspectiva es que al menos sí es posible paulatinamente que la ciudadanía en común retome lo que le pertenece: su ciudad y el ejercicio de vida comunitaria.
Cada miércoles, se reúnen en el estacionamiento de un centro comercial situado en bulevar Independencia cientos de ciclistas con el único afán de "rodar" por las calles que les pertenecen; por las rúas que nos pertenecen a todos.
El grupo empezó de manera incipiente y de a poco, su número ha ido en aumento de manera sostenida. Ahora, es común verlos transitar en sus bicicletas por distintos rumbos de la ciudad y cada vez de manera más nutrida. Equipados con ropaje fluorescente y con luces en que iluminan sus senderos y que los vuelven visibles para los automovilistas, estos paseantes cumplen con propósitos múltiples: hacen ejercicio, pasean, conviven y también, muestran a quienes los ven pasar que es posible realizar este tipo de sana convivencia y de un uso maravilloso de la cosa pública. Ojalá y que el grupo siga creciendo, y que dentro de no muchas semanas, esos pelotones que pueden abarcar dos o tres cuadras, se conviertan en contingentes muchos más números que los vuelva incluso en atracción turística el observar su simple transitar. A la par que fortalecen el mensaje de que es indispensable que las personas realicen, gocen y aprendan a vivir en sana relación y se multiplique la vida en comunidad.
Asimismo, está creciendo cada vez más el movimiento Moreleando, que está cumpliendo su primer año de haber sido instaurado. Moreleando se trata de que cada sábado la avenida Morelos, ícono de la joven Torreón es cerrada al tránsito vehicular para convertirse en un paseo público donde crea un espacio para la expresión artística de quienes ahí convergen.
La rúa, que cuenta con esas altas y vetustas palmeras, testigos de la apenas centenaria vida de esta ciudad, permite cuando ocurren los "Morelando" que bandas musicales interpreten sus rolas sin más escenario que el mismo asfalto del habitual arroyo vehicular. También, como ocurrió apenas el sábado pasado, se pudo encontrar exposiciones de manualidades, como las del arquitecto Hugo Ortiz, que en base a trabajos sobre papel maché, mostró a los asistentes su obra creativa focalizada en la elaboración de calaveras. Interpretaciones teatrales, particularmente el género de comedia, también fueron representadas en esta sesión del primer año de Moreleando.
Música y danza flamenca, sin más marco que la calle de todos, también fue posible verla y disfrutarla. En tanto, también es posible para quienes optan por pasear con seguridad en bicicletas o hasta llevar a sus mascotas a gozar ese especial espacio.
Moreleando ha sido creado desde la sociedad, mientras las autoridades han estado sobando un proyecto que consiste en cerrar definitivamente a la circulación de autos una parte considerable de la Morelos. Obviamente esta acción contempla obras complementarias para que la Morelos resurja como lo fue en otra época, y deje atrás el aspecto de callejón sucio y abandonado, en el que se fue convirtiendo por el consecutivo cierre de decenas de locales comerciales y el proceso de despoblación que ha venido padeciendo el Centro de la ciudad.
Hay muchas personas que con razón se quejan de que el Gobierno no ha sido lo suficientemente claro, abierto, transparente e incluyente para que la realización primero del proyecto y en consecuencia de la obra, se cristalice de la mejor manera.
Los acusa sin duda la razón a todos aquellos involucrados directos o indirectos del destino que vaya a tener la avenida Morelos, pero me atrevo a apostar que sin duda, luego de pasar por un debido proceso de consenso abierto para todos, y eligiendo un proyecto adecuado, la creación de un paseo peatonal en la Morelos será seguramente un elemento que podrá ayudar en la repoblación del primer cuadro de la ciudad.
Y sobre todo, ser un área donde el movimiento Moreleando atraiga a más gente, para que al igual que los paseos nocturnos de los miércoles en bicicleta como el propio Paseo Colón, abonen a satisfacer la necesidad de que en la sociedad lagunera cada vez más, aprendamos a tener más espacios donde se pueda convivir en paz, sin vehículos automotores y se pueda apreciar, así como brindar todas aquellas expresiones artísticas urbanas que por fortuna, existen.
Enhorabuena por este primer año de Moreleando; hay que hacer votos por si se produce el paseo peatonal, éste sea en abono de la creación de un lugar mejor que el que actualmente tenemos los laguneros, en lo que queda hoy de la Morelos.