Varias motocicletas se interpusieron en el camino de corredores durante todo el trayecto del Maratón Lala. (Fotografías de archivo)
Los corredores elite en el Maratón Internacional Lala 2013 sufrieron en serio, durante todo el trayecto de 42.195 kilómetros, de algunos inconvenientes por la inexperiencia de personas que asistían por vez primera a la gran fiesta lagunera.
Y es que camarógrafos y fotógrafos de medios de comunicación, tanto de la región como de otras partes del país, así como de agencias de publicidad y hasta jueces, arriba de motocicletas oficiales, estorbaron a los atletas desde el disparo de salida en el Parque Industrial Lagunero (PIL) en Gómez Palacio.
Como un enjambre, siempre rodearon al grupo puntero en la rama varonil, obstaculizando a los maratonistas, en sus maniobras de rebase, de tomar curvas y vueltas muy cerradas, así como hasta para poder tomar la respectiva hidratación.
Incluso el subcampeón de la edición 25, el queretano Alejandro Suárez, expresó durante la ceremonia de premiación, que no pudo tomar su hidratación correspondiente a la altura del kilómetro 10 en Ciudad Lerdo debido a que una persona a bordo de una moto, aparentemente un juez, quien nunca se identificó, lo amenazó en caso de tomar líquidos, lo cual lo asustó y aguantó 25 kilómetros más, en el 35 sobre el Paseo del Campestre en Torreón, para poder hidratarse.
Con la intención de tomar video o placas fotográficas a muy poca distancia, las personas fueron un dolor de cabeza para los corredores, sin que alguien del propio comité organizador, ni el director técnico Rubén Romero, quien presenciaba los hechos de frente en la camioneta de prensa, interviniera para liberar a los atletas del acoso a pocos metros de su recorrido.
También el ruido y el olor del escape de las motocicletas tan cercano a los deportistas de alto rendimiento hicieron que el rendimiento no fuera el idóneo, en el recuento de sus respectivos tiempos.
Uno de los ejemplos más significativos sucedió en el Puente Plateado que une a Gómez Palacio y Torreón. El grupo de líderes en la rama varonil dio alcance a la corredora local Sandra Carrillo, quien se vio rodeada sorpresivamente de motos, las cuales alcanzaron a esquivarla al cruzar de Durango para Coahuila.
Cada cinco kilómetros igualmente fue una odisea, ya que los tapates electrónicos instalados para registrar los tiempos tenían que ser sorteados con muchos problemas por las motocicletas, donde sus pilotos hacían caso a lo sugerido por las personas que daban "cobertura" a la competencia.
En cambio, el resto de camarógrafos, fotógrafos y jueces, que también ocuparon sus puestos en motos, hicieron su respectivo trabajo en la prueba atlética, al no quedarse en el mismo lugar durante las dos horas y 14 minutos que tardó Isaack Kimaiyo en arribar a la línea de meta.