Trasciende. Pablo Amaya pasó de contar la historia a ser parte de ella.
Falleció ayer en su casa,
Debido a un paro cardiaco
Gómez Palacio amaneció de luto. Ayer murió quien por más de una década contó los sucesos más trascendentales de su historia y lo llevó a identificarlo a nivel nacional como "Cuna de la Revolución", Pablo Amaya.
Nació el 22 de junio de 1952 y desde enero del año 2002, recibió el nombramiento de cronista oficial del municipio que lo vio nacer, dedicándose a rescatar la identidad histórica local y de las comunidades laguneras de Durango. Pablo Amaya promovió intensamente el amor a la historia y la cultura, pues decía que ése sería su legado a su partida. Dejó iniciado el proyecto del Panteón Museo, que planeó con apoyo de la sociedad civil. Sin embargo, la obra se concluyó sólo en una primera etapa y a su deceso se desconoce si continuará. Su hija Mariana Amaya informó que el deceso obedeció a un ataque cardiaco.
La alcaldesa Rocío Rebollo lamentó la muerte del cronista que tanto reconocimiento le dio Gómez.