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El robo de cable es uno de los principales retos a que se enfrentará la próxima administración municipal en el área de alumbrado público; problema con el que lucha la actual, pese a los cambios realizados.
Para evitar las tentaciones entre los ladrones, pero sobre todo para bajar los costos en las reposiciones, la Dirección de Servicios Públicos Municipales decidió cambiar el cobre utilizado en las luminarias por el aluminio sobre todo en aquellas zonas de mayor tráfico y en los paseos públicos.
"Definitivamente el robo de cable es el principal reto, eso es lo que nos atrasa, eleva los costos y nos quita tiempo. Por ejemplo si nos robaron en una sección 800 mil metros de cable, y eso lo invirtiéramos en focos, cuántas luminarias no se prenderían, pero no es nada más eso, sino también el destrozo que nos hacen", explica el titular de Servicios Públicos, Armando Gilio.
Y es que ahora los ladrones en su búsqueda del cobre, generan más daños. No conformes con los cables que logran extraer del subsuelo, el cual conecta a las luminarias en determinado sector, logran arrancar los cables que van desde el piso hasta la parte más alta de la lámpara conocida como caña, dañando así la balastra. El costo de reparación es de alrededor de 500 pesos por balastra.
Otra de las medidas es cambiar el cobre por aluminio en las zonas consideradas como "puntos rojos" como el periférico, sobre todo en la zona en donde se localiza el Hospital General, la Estación de Bomberos y el puente Luis Donaldo Colosio, debido a la carga vehicular.
Debido a este problema, el titular reconoce que son alrededor de mil 400 lámparas las que se mantienen apagadas. Se trata de alrededor de un 11 por ciento de las luminarias instaladas en el municipio, entre su zona urbana y rural, cuyo registro es de 12 mil lámparas.