Murray y Serena inician la defensa del Abierto de EU

El británico Andy Murray y la estadounidense Serena Williams buscarán la defensa del título, en la rama varonil y femenil, de manera respectiva, en el último Grand Slam de la temporada, el Abierto de Estados Unidos.

Hoy lunes en la ciudad de Nueva York dará inicio el cuarto "grande" del año, donde los mejores tenistas del mundo se darán cita en Flushing Meadows con el objetivo de brillar y de coronarse, en torneo que se realizará del 26 de agosto al 9 de septiembre.

Murray llega como vigente campeón del US Open luego que el año pasado superó en la final al serbio Novak Djokovic, torneo especial para el británico pues se trató de su primer título de Grand Slam en su carrera.

Tarea difícil tendrá Murray en las canchas duras, pues enfrente estarán jugadores como el experimentado suizo Roger Federer, séptimo favorito y uno de los máximos ganadores de este torneo con cinco trofeos, dos menos que los estadounidenses Richard Sears, William Larned y Bill Telden, todos antes de la "era Open".

Otro aspirante al título es el motivado español Rafael Nadal, quien ha tenido un gran año en busca de recuperar la cima del tenis mundial luego que en la segunda mitad del año pasado las lesiones lo alejaron de las canchas, incluso no apareció en la edición anterior del US Open.

Tampoco se puede olvidar al serbio y número uno del ranking mundial de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), Novak Djokovic, quien pese a su irregular campaña sin duda tiene las cualidades para conquistar tierras norteamericanas.

En la fase de cuartos de final, si los pronósticos se cumplen, Nadal y Federer podrían enfrentarse en lo que podría ser una "final adelantada", este cruce por el mal desempeño del suizo en la presente campaña que lo ha llevado a ser séptimo en las preferencias, pero en el Grand Slam todo puede suceder.

En la rama femenil todo apunta a Serena Williams, la mejor raqueta del orbe y actual campeona, quien no debería tener muchas complicaciones para refrendar el trofeo, siempre y cuando no tenga excesos de confianza, lo que en ocasiones termina por vencerle más que el buen juego de sus rivales.