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Música en el alma

Addenda

GERMÁN FROTO Y MADARIAGA

La vida nos lleva a veces por caminos insospechados. Así sucedió esta ocasión, cuando convocado por el Poder Judicial Federal, fui invitado a la octava mesa redonda sobre justicia constitucional local.

Siempre son estas buenas oportunidades para reencontrarse con amigos como Manuel González Oropeza, por cierto, veracruzano, no de origen, pero sí de corazón.

Además de abrevar en el conocimiento de juristas destacados del país, estos eventos me brindan la oportunidad de conocer costumbres distintas a las propias.

Pensaba que Mérida era la ciudad en la cual se podía escuchar más música callejera. Pero, ahora creo, que es Veracruz, en donde hasta las campanas del ayuntamiento tocan melodías de Lara.

En mi primera incursión, me dirigí al Café de la Parroquia, por su tradición y prestigio, a degustar un oloroso café con leche (ni modo, sucumbí a la tentación); y ahí me encontré con una marimba que tocaba "Viva mi desgracia", canción que me hace recordar siempre a mi padre, así que pedí que la tocaran varias veces y no de gratis.

Pero a donde se dirija uno se topa con músicos callejeros, que lo mismo tocan marimba, que arpa o hasta con mariachis. Así que es una delicia deambular por la ciudad y escuchar música a cada paso.

Desde luego es inevitable visitar la casa de Agustín Lara, "El músico poeta", que enamoró con sus canciones a varias generaciones de nuestros padres y abuelos.

El "Flaco de oro", como lo llamaban, es el mejor ejemplo de que "verbo mata todo". Con una sola canción logró que se doblara una de las mujeres más bellas de México, como era María Félix.

Como es puerto libre, también se topa uno con vendedores de todo tipo de artículos, que con singular picardía le dicen: "Ándele jefe, si no es auténticamente pirata, no se lo lleva", al tiempo que le muestran relojes de muchas marcas. Como no me gusta comprar esos productos, sólo me limité a mostrarle mi reloj de "Micky Mouse" y me dijo: "No pos' sí".

Hay programada una visita a San Juan de Ulúa, pero no sé si ir, porque no me agradan los lugares en donde ha habido grandes sufrimientos y muertes.

Pero la que no me pierdo es la noche de danzón, aunque no lo baile. Me conformo con ver cómo lo bailan otros, pues como dicen por ahí, es de lo mejor que uno puede hacer con una mujer, con los zapatos puestos.

La VIII mesa sobre temas constitucionales locales, plantea problemas muy interesantes, como es el de la función que tienen los juzgadores de inaplicar normas que contravengan la constitución federal y los tratados internacionales, lo que ha dado en llamarse el control de la convencionalidad, que vino a abrir una gran puerta para la defensa de los derechos humanos.

Las sesiones se desarrollaron en el ayuntamiento, que fue el primero que se estableció en América, y precisamente aquí en la "Cuatro veces heroica" ciudad de Veracruz. Porque en efecto, cuatro han sido las ocasiones en que los habitantes de esta bella población han salvado a la república; y por cierto, me sorprendió ver una inmensa estatua de Carranza, el varón de Cuatro Ciénegas.

Será porque los veracruzanos estuvieron con él hasta su muerte, en apoyo a la República Restaurada.

Es esta una ciudad alegre y hospitalaria, con un mar feo, pero una gran calidez de su gente. No hay nada como nuestra patria, territorio generoso que acoge a sus hijos con amor, de donde quiera que lleguen.

Espero Dios me permita volver un día con la suficiente calma como para sólo dedicarme a pasear y escuchar música… Y desde luego tomar buen café.

Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano".

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