La natalidad de Jesús, indudablemente es un punto de partida para la rejerarquización valoral del mundo. Aún cuando las religiones monoteístas -judía, cristiana y musulmana- tienen un mismo principio de fe, los seguidores del Cristo influenciaron a los musulmanes para reverenciar al mismo Dios, aunque los segundos consideren al redentor como simple profeta.
La Navidad representa el mejor y mayor sentimiento de amor y paz entre los seres humanos, creyentes o no; considere que es motivo para detener guerras y conmover a autoridades civiles hasta el punto de perdonar vidas y condenas de criminales.
El tema es causa de admiración y controversia, desde la verdadera fecha del nacimiento del niño Dios, hasta el lugar en que se verificó.
La solución la encontraron los cristianos, cuando en el siglo tercero, durante un concilio tortuoso, definieron que sólo cuatro evangelistas narraban verdad: Marcos, el más antiguo y muy posiblemente el inspirador de Mateo, Lucas y Juan, cuyos libros son considerados los únicos con absoluta exactitud: "Evangelios Canónicos".
Aún los no creyentes toman el hecho como apasionante punto de discusión, poniendo sobre la mesa temas como la veracidad de los hechos narrados y las razones políticas que lo desencadenaron.
Empecemos por recordar las festividades romanas del inicio de nuestro actual calendario; la fiesta solar del Natalis Invicti, celebrada el 25 de diciembre, fue prácticamente borrada de la historia por el festejo de la natividad. La posibilidad de ese empalme de fechas hace sospechar a algunos el interés por eliminar creencias que obstruyeran las del cristianismo. Para conocer la historia del culto solar y su importancia en el Imperio romano, tomemos en cuenta que alcanzó el punto máximo de popularidad bajo Aureliano 274 años d.C.
Se da por cierto que Jesús nació durante la Pax Romana, inaugurada por Augusto, el período pacífico más prolongado que conoció el mundo mediterráneo de aquel tiempo.
El papa Telésforo, en el año 130, institucionaliza la fiesta de la Navidad, que inicialmente quedó fijada el 6 de enero, pero ante la insistencia de los creyentes de seguir festejando la fiesta del sol, se ajustó al 24 de diciembre.
Quienes no aceptan la fecha de diciembre, justifican su decir en el hecho de que el frío y las nevadas mostraban como malas esas fechas para hacer que los judíos acudiesen a censarse en sus lugares de nacimiento; en contrario, eran tiempos en que no se trabajaba el campo, lo que facilitaría que las personas dejaran sus asentamientos para atender las órdenes de Roma. Desde luego que estamos dialogando en términos terrenales, ajenos a la fe.
Por otra parte, alejarnos un poco de los cuatro evangelios y revisar lo escrito por evangelistas considerados apócrifos, nos permite dimensionar la gran revolución moral y ética que desató el nacimiento de Dios.
Algunos de esos textos acuden a la mayor fantasía, pretendiendo fortalecer la creencia de que el niño nacido es Dios, caso de escritores apócrifos que afirman que el bebé Jesús habló al momento de nacer, ratificando su esencia divina: "Yo soy Jesús, el hijo de Dios, el verbo encarnado, a quien tu has dado a luz de acuerdo al anuncio del ángel Gabriel. Mi padre me ha enviado para salvación del mundo" o aquellos que hablan de una grandiosa luminosidad que envolvía a la cueva, prueba irrefutable de lo sobrehumano, observada por José y una partera: "A esto se había puesto ya el sol, cuando la anciana llegó a la gruta en compañía de José. Ambos penetraron dentro. Y he aquí que estaba iluminado el recinto con una luz más hermosa que el resplandor de lámparas y antorchas, y más refulgente que la luz del sol. Un niño en pañales y reclinado en un pesebre estaba mamando la leche de su madre María".
Hay puntos en los que todos los estudiosos de la historia bíblica coinciden; entre ellos, el hecho del nacimiento de Jesús, sea en diciembre del primer día del año uno, tres años antes de la cronología aceptada o tres meses más tarde.
Para algunos de nosotros es Dios Niño, para otros profeta; todos aceptamos que es un ser excepcional que cambió para bien la historia del mundo.
Los regalos del Niño Dios o la desatinada idea de Santoclós - Santa Claus o Papá Noel - están basados en los presentes entregados por los tres visitantes llamados Reyes Magos, que también son tema de divergencia en su número, rango y las razones verdaderas de su peregrinaje. Pero ese es otro tema, aunque el mito es muy bien aprovechado para incrementar ventas y consumos.
Quedémonos con lo noble del mensaje; tiempo en que podemos reflexionar sobre nuestra vida, los hechos en que participamos como personas, sean buenos o malos y, sobre todo, buscar la paz propia y con todos los demás. Feliz Navidad.
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