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Nerviosos más de dos

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

La noticia en ciertos círculos corrió como pólvora. Era para la tarde de antier motivo de pláticas de café o inclusive de mero chismorreo entre las clases sociales de aparentemente mayores recursos. Una nota aparecida en el portal del San Antonio News que daba cuenta de que el empresario Guillermo Flores Cordero había sido privado de su libertad en aquella ciudad texana, debido a una acusación hecha por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, por el presunto delito del manejo de un negocio no autorizado de envío de dinero con el supuesto objetivo de lavado de fondos.

Junto a Flores Cordero, su señora esposa, Leticia Galán Villalobos fue detenida también por las mismas imputaciones, por lo que tendrán que comparecer ante una corte federal en Corpus Christi, en el propio estado texano.

El arresto ocurrió el viernes pasado tras arribar en el aeropuerto internacional de San Antonio, como lo hacían con frecuencia. El matrimonio Flores aterrizó a bordo de un learjet 55 de su propiedad y se presentaron con naturalidad ante las autoridades migratorias norteamericanas para realizar el trámite de rigor. Ahí fueron apresados.

No se tiene información precisa de cuál es el monto de las transacciones por las cuales los ahora presos están siendo acusados, pero según la nota del diario que la publicó, el abogado de la pareja, Roy Barrera, señaló que las cifras son considerables. Incluso el expediente en contra del matrimonio, donde ordena la confiscación del avión y de 4 cuentas bancarias, tiene como argumento principal que los delitos presuntamente cometidos por los inculpados, son desde el año 2005, fecha en la cual comenzaron a enviar dinero desde México a los Estados Unidos, cuya procedencia es de actividades ilegales, constituyéndose la figura de lavado de dinero.

El San Antonio News en su reporte sobre el caso, señala que los señores Flores tienen vínculos con personajes políticos, ya que en la audiencia judicial del pasado lunes, el exlegislador federal Henry Bonilla, acudió a darles "apoyo moral". También consigna que este caso es uno de varios que el gobierno norteamericano persigue en Texas contra mexicanos por el delito de lavado de dinero, incluyendo al exsecretario de finanzas del gobierno de Humberto Moreira, el hoy prófugo y desaparecido, Javier Villarreal.

Pasaron varios días hasta que la noticia se confirmó, producto de la publicación en el diario texano, y con ello, esa extraña reacción de la sociedad de compartir vía dispositivos móviles, chats grupales, redes sociales, mensajes de texto y llamadas telefónicas.

¿Por qué la prisa por comentar una noticia de esta manera? Esa respuesta la podrá tener con más exactitud y sustento científico un sociólogo o un psicólogo, porque yo no alcanzo a entender el ansia de compartir rápidamente un lío judicial que tendrá que enfrentar Flores en los Estados Unidos, cuando se trata de particulares y máxime que aunque si bien la acusación contiene el lavado de dinero, que involucra atrás de ello delitos de mayor gravedad, es evidente que el lío en que ahora está metido el empresario en cuestión, obedezca tal vez a las ingentes cantidades de dinero que se depositaron en estos últimos 8 años en las 4 cuentas hoy confiscadas, más que a presunciones de ligas con otro tipo de acciones.

Quizá la respuesta del porqué el fervor con el que fue comentada y difundida la confirmación de la captura del señor Flores y su mujer, se debe más a que en los círculos sociales donde los señores se movían, habían ganado notoriedad ya que su conducción social, la realizaban de una manera estrafalaria. Ropa colorida, camionetas blindadas y con guaruras en grupos notorios, era el estilo de vida de pocos años a acá, comenzó a utilizar el empresario en cuestión.

El ritmo con el que usaba sus aviones y las cientos de horas de vuelo que realizaba, hacían que irremediablemente más de dos levantaran la ceja cuando se conoce el costo que este hábito representa.

También la relación que Guillermo Flores tenía con políticos, incluso locales, ya que varias veces puso a su disposición sus aeronaves para que se trasladaran de manera expedita a sus destinos, sin considerar el monto que ello significa. Quizá su problema pudiera tener nerviosos a más de dos, y ese es otro ingrediente de la notoriedad del asunto, que hasta ahora, sólo le compete a él, a su esposa y al gobierno de los Estados Unidos, si es que en el proceso, no sale a relucir información, que delate a algún personaje público. Al tiempo.

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