No alcanza para los libros

Maestros de diversas entidades del país aseguran que "no son flojos, ni bien pagados", pues han tenido que batallar por años para conseguir una plaza que les permita impartir de 20 a 36 horas de clase -a veces en todos los niveles y en diversas materias en una misma escuela- y por la que perciben un salario que resulta insuficiente para mantener a sus familias.

Consideran injusto que se juzgue su desempeño sin conocer la realidad de las aulas. Aseguran que se la ingenian para conseguir materiales que necesitan sus estudiantes y que incluso ponen de su bolsa, "pero no alcanza para todos". Sostienen que tienen que recurrir a otros empleos o emigrar a Estados Unidos con su profesión a cuestas para conseguir una vida digna.

Instruye con textos de un plan anterior

Los 5 mil 200 pesos que gana cada quincena la maestra Mary, en una telesecundaria rural al sur del estado, son insuficientes para los gastos diarios de transporte, el pago de su casa y la alimentación de sus hijos.

"Siempre escuchamos en las noticias que hablan muy mal de nosotros, que somos flojos, faltistas y que ganamos mucho, pero deberían de seguir de cerca cuál es la realidad de los docentes", afirma.

Dice que ella es una maestra "todóloga, porque atiendo todas las materias, desde educación física hasta tecnológicas". Pero el verdadero problema "es no contar con materiales, libros y equipo necesarios para los estudiantes".

"Estudiamos con los libros de texto del programa escolar anterior y en ENLACE te evalúan una cosa y nosotros estudiamos otra", sostiene.

Entre el pizarrón y el volante

Apenado, Felipe Aquino Jiménez admite: "el salario no alcanza". Este profesor tiene asignadas 24 horas en educación física y cinco más como maestro de español, en la Secundaria Técnica 50 de esta ciudad zapoteca. "Con 29 horas de trabajo gano 5 mil pesos mensuales", dice.

Pero al maestro le descuentan 3 mil pesos por una demanda de pensión alimenticia. "Tengo otra familia, mi esposa y tres hijos pequeños y para que el dinero alcance, trabajo como taxista", reveló.

Los días martes por la tarde, sábado por la mañana y todo el día de los domingos, el maestro se pone frente al volante y busca clientes. "Con los cuatro turnos de taxista, a veces gano mil pesos. No siempre", dijo.

"Lo bueno es que mi esposa confecciona vestidos para niñas y gana unos 500 pesos al mes con la hechura de cuatro vestidos", explica el profesor Aquino.

Entre los dos "nos ayudamos con el gasto y cada quincena nos abastecemos de la despensa, compramos carne, leche, pollo, verduras, huevos, alguna fruta y ahí se va el dinero. No alcanza para comprar balones de volibol o basquetbol y ni para libros".

Sólo quiere tener

"una vida digna"

No tener una buena percepción económica obliga a los maestros a buscar una segunda o hasta una tercera ocupación para tener una vida digna. "No hablamos de lujo, sino de contar con dinero para comer y vestir, tal vez una casa y un coche, que en la mayoría de los casos se obtienen a crédito", refiere Verónica Chávez, maestra en la capital de Hidalgo.

Antes de esta plaza, estuvo en la sierra, donde las condiciones para atender a los niños son difíciles, por la pobreza. "Son grupos unitarios; en uno solo se atienden diversos grados. Las aulas están mal y sin pupitres", refiere.

Ahora "satanizan" la labor del maestro

Para Irene de los Ángeles Bencomo Morales ser maestro "representa responsabilidad y seriedad, porque son quienes forman a las futuras generaciones". Y pese a ello, en muchos casos son "menospreciados", sin valorar su trabajo.

Ella esperó 20 años para obtener una plaza: hizo suplencias por vacaciones o enfermedad hasta que en 2002 logró la suya, en la escuela José Peniche Fajardo de esta la comisaría de Mérida. Pero aún no ingresa a la llamada "carrera magisterial".

No está de acuerdo con la parte de la reforma educativa que prevé sancionar a los mentores según al aprendizaje y resultados de los alumnos. "Es injusto. Si un alumno no aprende bien, no puede culparse sólo al maestro", afirma.

Dice que en muchas escuelas rurales los niños no tienen para materiales, y el maestro tiene que darlos con tal de que sus alumnos estudien, pero "no alcanzaría el dinero para darles a todos".

Opina que en fechas recientes "se ha satanizado" a los maestros, "como que hay una publicidad negativa y no es justo, porque no se valora lo que es nuestra profesión".

Media plaza, un herencia insuficiente

Nina Gutiérrez es una profesora de secundaria que desde hace tres años sobrevive con 4 mil 500 pesos quincenales, por 20 horas de clases a 120 alumnos de segundo y tercer grado. Esa cantidad es insuficiente para vestir, comprar sus libros y llevar una vida adecuada.

A la profesora del taller de Ofimática, antes secretariado y taquigrafía, su madre le heredó al jubilarse media plaza en la Secundaria Técnica 1. Asegura que ella se actualiza en los métodos tecnológicos de internet por cuenta propia: copia libros de computación que le prestan amigos y así nutre su plan de estudios.

Mantiene su pasión por enseñar, pero en EU

Prácticamente desde el vientre, la maestra Guadalupe Velasco respiró el ambiente de un salón de clases. Pero esa pasión se encontró con la realidad de un cheque quincenal que apenas alcanzaba para sobrevivir.

Al final del ciclo 2011-2012, ella decidió partir a Estados Unidos para buscar una mejor calidad de vida, con un último pago de 4 mil 647 pesos.

La maestra Lupita, como la conocían, tomó algunas de sus pertenencias, a sus dos hijos adolescentes y se marchó para alcanzar a su esposo, en Carlsbad, California.

"Me vine de Aguascalientes muy triste, pero no me arrepiento. Mi vocación no la tuve que dejar: puedo dar clases aquí". Por eso ahora estudia inglés, para revalidar sus estudios y dar clases, pero ahora en "uno de los mejores sistemas educativos del mundo".