De estallar a la medianoche de hoy la huelga en Aeroméxico, el Gobierno no recurrirá a la requisa, es decir, utilizar al Ejército para mantener la operación de la línea aérea bajo la justificación de tratarse de un servicio estratégico para el país.
La posibilidad se ha utilizado en el pasado fundamentalmente en Teléfonos de México cuando la empresa operaba sin enemigo al frente, es decir, como la única alternativa en el marco de la telefonía fija y era incipiente la digital.
Tradicionalmente la amenaza de mantener las banderas rojinegras, pero sin la presión del paro, la utilizaba la Secretaría del Trabajo como ariete frente la cerrazón de las partes en pugna para llegar a un acuerdo.
Lo cierto es que hasta anoche la presión parecía haberse distendido frente al retiro de la empresa de su demanda de Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica que apuntaba a desmantelar el Contrato Colectivo de Trabajo en vigor.
Éste se mantiene intacto… sólo que habría una suerte de esquema B para pilotos, sobrecargos y personal de tierra de nuevo ingreso, cuya percepción sería inferior en 60 por ciento de la actual.
Flexibilizada, además, la exigencia de incremento salarial de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación, de 10 a cinco por ciento, Aeroméxico ofreció un aumento para éste y los próximos tres años equivalente a la inflación.
Adicionalmente, en su última carta a la mesa, la línea aérea habla de establecer un fondo con el dos por ciento anual de la nómina tabular de los sobrecargos para acciones y medidas que en el papel mejoren el servicio a los pasajeros y fortalezcan la productividad.
La alternativa se entregó ayer a la consideración del organismo sindical, con copia a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, bajo el subrayado de que si estalla la huelga la opción saldría de la mesa.
Lo tomas o lo dejas.
El conflicto entre las líneas aéreas de vieja presencia en el país y sus sindicatos estalló al abrirse el escenario a las empresas de bajo costo, cuya carga laboral resulta menos onerosa.
De entrada, éstas operan sin sindicatos o con representaciones laborales blancas. La mayoría de sus pilotos son jubilados, lo que facilita la aceptación de un salario mucho menor al que percibían.
Los sobrecargos, en contraste, llegan sin experiencia alguna, lo que tampoco les da pauta a mayores prestaciones. La mayoría de los boletos se venden vía internet, lo que reduce al mínimo al personal de mostrador.
La magia de las firmas como Interjet, Volaris o Aeroméxico Connect, es mantener en el aire el mayor tiempo posible a sus aviones, lo que obliga a jornadas extenuantes que no contempla el Contrato Colectivo de Aeroméxico, como en su momento el de Mexicana de Aviación.
Sobre esa base se negoció con los pilotos y sobrecargos de la principal línea aérea del país un convenio para abatir costos que éstos aceptaron sin pataleo.
La acción le permitió a Aeroméxico ahorrar en el 2008 y 2009 al menos 25 millones de dólares. Durante los dos años no hubo incrementos salariales. Más aún, tampoco hubo revisión contractual en los tres siguientes.
Sin embargo, en la fase previa para la negociación de cara a la reanudación del capítulo, es decir, el 12 de abril, Aeroméxico planteó una demanda de Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica, instrumento previsto por la Ley Federal del Trabajo frente al reclamo, ya de trabajadores como de una empresa, de que el Contrato Colectivo les resulta lesivo.
La opción la planteó en su momento Mexicana de Aviación, con la novedad de que la Secretaría del Trabajo le dio la razón. Sin embargo, del dicho al hecho la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación logró un amparo contra la medida… que ya no pudo llegar a sus últimas consecuencias al salir la aerolínea de las pistas.
La paradoja del caso es que ante el sí o no a la huelga de Aeroméxico, se ha satanizado a los sobrecargos como los malos de la película por su tesón en defender al gremio.
Los pilotos firmaron un desplegado de apoyo a la empresa.
La encrucijada está abierta.
BALANCE GENERAL
A contrapelo de la información proporcionada al presidente Enrique Peña Nieto, no es el siete, sino entre el 15% y el 20% de la población de Tijuana la que se quedó sin señal de televisión al entrar en vigor la era digital, es decir, cerrarse el escenario a la televisión analógica.
Los datos a que se aferra el presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, Mony de Swaan, se los proporcionó una empresa encuestadora privada. El ejercicio debió haberlo realizado el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
La extrapolación se alcanza por el número de quejas recibidas por las televisoras.
Por lo pronto, ayer primero el Comité de Radio y Televisión del Instituto Federal Electoral y luego la propia Secretaría de Comunicaciones y Transportes acordaron solicitar a la Cofetel la suspensión del apagón analógico en tanto se garantiza la cobertura total a la televisión digital.
La intención es impedir que el público se quede ayuno de información frente a los comicios del siete de julio en que se elige un nuevo gobernador; se cambia el Congreso local y se renueven cinco presidencias municipales.
Lo inaudito del asunto es que la Cofetel contrató a una empresa privada para entregar los decodificadores necesarios a la población, con la novedad de que no hubo exigencia de ruta crítica al calce, ni se pactaron sanciones pecuniarias por incumplimiento.
GOLPAZO A SIEMENS
A petición de la bancada priista, el Senado plantea dirigir un exhorto a las entidades públicas, es decir, la Comisión Federal de Electricidad, Petróleos Mexicanos y en general los gobiernos federal y estatales, para que se abstengan de entregar contrato alguno a las empresas alemana Siemens y coreana SK, mientras se ventila si tienen alguna responsabilidad en la acusación de sobornos en su contra.
Dado que la segunda, tras su experiencia en la modernización y reconfiguración de la refinería de Cadereyta, Nuevo León, no tiene presencia en México, la afectada es la teutona, ante cuya posibilidad de bola negra había solicitado un arreglo bajo el clásico ni-tú-ni-yo.
Frente a la resolución de la Corte Internacional de Arbitraje que obliga a Pemex a pagarle a la empresa 500 millones de dólares, Siemens se conformaba con 200.
El horno, pues, está ardiendo.
VENDEN CABLECOM
Como lo habíamos anticipado, finalmente la firma Fintech Advisor compró el 100% del capital de la empresa de televisión por cable Cablecom.
El monto de la operación financiera se quedó en el sigilo.
La firma fue pilar en la reestructura de la deuda de Vitro, al otorgarle liquidez vía la compra de un paquete minoritario de acciones.
Cablecom opera en 16 entidades federativas con una cartera de un millón de clientes.
