Giorgio Napolitano concluye en mayo su periodo. (Archivo)
Los legisladores italianos no lograron el jueves elegir en las primeras dos rondas de votación al próximo presidente, en un nuevo indicio de los desencuentros políticos que han impedido durante dos meses la formación de un gobierno.
El presidente Giorgio Napolitano concluye en mayo su periodo y la elección de su sucesor es crucial para superar el estancamiento político que resultó de las elecciones legislativas de febrero en las que ningún partido logró la mayoría en ambas cámaras.
Aunque la figura de la presidencia es principalmente protocolaria, tiene la facultad de disolver el parlamento, convocar nuevas elecciones nacionales y escoger al candidato que tenga apoyo suficiente en el Parlamento para que intente formar el gobierno.
En la votación del jueves en ambas cámaras del Parlamento y en la de los electores regionales, en la primera vuelta terminó en primer lugar Franco Marini, dirigente sindicalista de larga data y ex presidente del Senado.
Sin embargo, Marini no logró la mayoría de dos tercios que se necesitan para ganar en alguna de las tres primeras rondas de votación.
En la segunda ronda, la mayoría de legisladores emitieron votos en blanco para ganar tiempo y efectuar consultas durante la noche a fin de preparar una nueva estrategia antes de que se reanude la votación el viernes en la mañana.
Como la cuarta ronda de votación se define con mayoría simple, los políticos pueden simplemente esperar a tener la mejor oportunidad de conseguir la victoria de su candidato.
Los jefes de estado italianos, que son a menudo muy respetados y están por encima de la esfera política, pueden contribuir a la unidad nacional, vital en estos momentos de divergencias entre los políticos para sacar a la economía italiana de la recesión.
Los partidos políticos han mantenido durante semanas las divergencias en torno a los candidatos idóneos para suceder a Napolitano.
Sin embargo, el líder de la centro izquierda Pier Luigi Bersani y el líder de la centro derecha Silvio Berlusconi supuestamente habían alcanzado un acuerdo sobre la candidatura de Marini el día anterior de la votación.
Debido a que Bersani fracasó hace semanas en la formación de un gobierno, su presunta incapacidad para orientar el voto de los legisladores de su Partido Democrático en el Parlamento para que apoyaran al candidato que propone debilita aún más su imagen de dirigente de un partido importante, y posiblemente la de líder nacional.
Numerosos manifestantes que se reunieron afuera del Parlamento durante la votación criticaron a Bersani por concertar un acuerdo con Berlusconi sobre la candidatura de Marini.
Quizá lo más preocupante para los italianos frustrados por el alza de impuestos y un persistente desempleo, así como para los mercados financieros que se espantan ante la inestabilidad, es que la más reciente exhibición de desorden político podría ser el preludio de próximos comicios nacionales para elegir un nuevo Parlamento.
Por su parte, la tercera fuerza política más grande en el Parlamento, el movimiento 5 Estrellas contrario a la clase dirigente y que encabeza el cómico Beppe Grillo, pretende otro candidato presidencial: un constitucionalista.
El candidato de Grillo, Stefano Rodota, terminó en segundo lugar en la primera ronda de votación y en primero en la segunda debido a los votos en blanco. Grillo ha dicho que sus legisladores apoyarán a Rodota hasta el final.
Las disputas sobre la presidencia reflejan las divisiones que no han logrado superar los legisladores desde las elecciones nacionales italianas del 24 y 25 de febrero, en las que la centro izquierda obtuvo el control de la Cámara baja de Diputados, pero no la de Senadores.
Bersani ha rechazado repetidamente la propuesta del magnate de medios Berlusconi para formar una "gran coalición" de gobierno a fin de evitar una nueva elección nacional.
El próximo presidente sondeará a los dirigentes políticos para ver quién reúne suficientes votos en el Parlamento a fin de que intente formar el nuevo gobierno, un proceso que podría tardar semanas.
Napolitano había solicitado antes a Bersani que viera si le era posible conseguir el apoyo necesario, pero no obtuvo el suficiente.