No supe su nombre
Lo conocí en Nueva Rosita, entonces el principal mineral de Coahuila y tal vez a nivel nacional, esto a finales de los cincuenta hasta mediados de los sesenta. La colonia donde por algún tiempo viví se llama Comercial, quizá porque sus números comenzaban en donde había tiendas, hoteles, carnicerías, cafés de chinos, talleres y muchas cantinas. Algunas de sus 12 calles terminaban en el arroyo que sucio y orondo cruzaba y aun cruza por todo ese pueblo minero. En dicha colonia había en esos tiempos muchos callejones, angostos ellos, por donde se intercalaban desde la calle 1 a la 12, desde luego también había callejuelas. La calle 3 tenía muchas casas de madera, construidas por la empresa americana dueña del emporio llamado Compañía Minera. El mineral contaba con su zona roja o de tolerancia, conocida en esos rumbos como ‘zumbido’, sin embargo también existían casas non sanctas en donde se podía celebrar ‘pago por evento’.
Lola era una vecina de muy buen ver, frondosa ella, piel blanca de pelo largo y cuerpo muy agraciado, amiga de todos los vecinos de esa barriada por su trato alegre. A su casa de madera, con techo de lámina (zinc) llegaban muchachas de todos los rumbos, algunas duraban días, otras un poco más y así como golondrinas pasaban su temporada, pocas regresaban, de las otras ya nada se sabía. La casa de Lola era la casa de todas y todos y también de nadie.
Cierto día apareció un hombrón alto, de frente amplia, pelo chico y encrespado, para los chicos del barrio que éramos muchos fue la novedad ya que mujeres siempre había y hombres de todas las edades y vestimentas llegaban y se iban, pero la novedad fue que éste era negro. Para los muchachos que componíamos el equipo de béisbol de las calles 2 y 3, todos los hombres de color y de Estados Unidos eran beisbolistas y este también tenía que serlo. Yo era el vecino más cercano a la casa de Lola, al igual que a la vivienda de Cande, entre los dos nos armamos de valor y le saludamos un día en que el hombre de color limpiaba un hermoso y brillante saxofón. Estaba sentado en una vieja mecedora de madera, a la sombra del rugoso y generoso álamo en el patio de la vecindad. Nos guiñó un ojo y en la vil tierra nos sentamos, él estaba en camiseta de resaques y su musculatura se podía ver al mover las teclas ( no sé si así se llamen los botones del saxofón). Dio unos soplidos o notas y nos volvió a guiñar un ojo, el gesto se lo devolví con una mueca de sonrisa, Candelario bajó los ojos.
Ese fue el primer encuentro, después todos los de mi grupo de quinto año estaban viendo al hombre de color como animal raro, él seguía sonriendo y tocando su saxo. Mentí en la escuela cuando les dije que era nuestro entrenador y mánager para el próximo juego, incluso prolongué la mentira al comentarles que él había jugado con los Yanquis al lado de Yogi Berra y Mantle, aunque no sabía ni su nombre.
Tarde se nos hacía a los del barrio para ver al negro y escuchar sus notas. Sabía decir algunas cosas en español, como pedir cigarros( aunque fumaba gruesos puros), también decía gracias, saludaba, y desde luego sonreía. Sin embargo Lola (la madame) sí hablaba bien el inglés y platicaba con él, hasta traducía para algunas otras personas.
Su música era el blues. De su aparato musical (su trompeta chueca, como le llamábamos) sacaba bonitas melodías de las cuales ahora, al escucharlas en la radio y en discos, sé sus nombres. Mi preferida y tal vez la de él, era Saint Louis Blues, aunque también me gustaba como tocaba El último rodeo (The Last Round) y desde luego Moon River.
Poco nos duró el encanto, estuvo unos meses pero a los muchachos y a mí su estadía nos pareció un minuto, y un día ya no amaneció. Por Lola supimos que ese hombre de color fue veterano de la Segunda Guerra Mundial y que también combatió en recién terminada guerra de Corea en los años cincuenta. Su recuerdo quedó indeleble en muchos de nosotros y también como un parteaguas en nuestra adolescencia. Hace años que vi a Gonzalo Herrera, un amigo de adolescencia, y en la plática nos hicimos esa pregunta: ¿cómo se llamaba el negro aquél que tocaba el saxofón?
Correo-e: kinotre@hotmail.com