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El mundo de la sordera

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María Elena Holguín

Prestar oído a la salud auditiva desde el nacimiento, puede hacer la diferencia entre un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado a cada una de las múltiples formas de sordera conocidas.

La disminución del umbral auditivo a -20 decibeles (dB) es lo que define la falta de audición, que puede presentarse de forma unilateral o bilateral, siendo ocasionada por muchos factores.

José Regino Montoya, otorrinolaringólogo, explica que la sordera tiene causas de carácter congénito y adquiridas; las primeras surgen antes de la semana número 22 de gestación, cuando se presentan deficiencias en el desarrollo del oído que pueden llegar a ser parciales o totales.

A su vez, dentro de este orden existe la sordera genética, que se transmite de una generación a otra y se manifiesta con la aparición de baja auditiva en alguna etapa del crecimiento. Una de las que se presenta con mayor incidencia es la otoesclerosis.

La sordera adquirida puede diagnosticarse tanto en niños como en adultos, y es causada principalmente por infecciones respiratorias que, debido a su continuidad, afectan al oído, como es el caso de la rinitis alérgica o infecciosa, rinosinusitis o adenoamigdalitis. Cuando este tipo de padecimientos no son tratados correctamente, pueden provocar problemas temporales o definitivos en el oído. Una de las complicaciones más comunes es la otitis media serosa, que se caracteriza por baja auditiva o hipoacusia.

Estadísticamente, tanto en el mundo como en nuestro país, uno de cada diez mil nacimientos presenta algún tipo de deficiencia auditiva (leve, moderada o severa), lo cual tiene una relevancia importante dentro de los problemas de salud de tipo congénito.

En población adulta, existen casos derivados de infecciones pero sobre todo del ruido, que son el resultado de toda la contaminación auditiva que caracteriza la vida diaria, además de los casos que surgen del proceso degenerativo propio de la tercera edad.

En la actualidad, el uso de audífonos a altos volúmenes conectados a reproductores compactos por determinadas horas, es la principal causa de un fenómeno que se denomina «trauma acústico», similar al que se origina en quienes llevan una exposición auditiva crónica al percibir los fuertes ruidos mientras trabajan en las industrias sin protección, una enfermedad laboral común.

En los consultorios de especialistas, son frecuentes las visitas de adolescentes que ya comienzan a presentar problemas de audición, no sólo por los reproductores de música, sino también tras exponerse a otro tipo de eventos, como la música a volúmenes exagerados en las discotecas, lo que produce una lesión en el nervio auditivo.

El ruido ambiental también es capaz de generar fatiga auditiva, la antesala de un deterioro al nervio auditivo que puede convertirse en sordera.

TIPOS DE SORDERA

Según el sitio en el que se originan, se pueden identificar tres tipos de sordera.

Sordera conductiva: se presentan daños en el oído medio, un espacio entre la membrana timpánica y el promontorio del oído, donde se localizan los tres huesecillos nombrados yunque, martillo y estribo. A su vez, este tipo de deterioro es un tipo de sordera de volumen porque estos mecanismos de transmisión del sonido están averiados. El padecimiento suele corregirse con un dispositivo externo y, en ocasiones, debe complementarse también con cirugía.

Sordera sensorial: se presenta cuando el nervio auditivo está afectado, y aunque el paciente recibe la transmisión del sonido adecuadamente, no la entiende. Esto se debe a que el área de entendimiento está en el oído interno, donde se encuentran múltiples células especializadas en frecuencias graves, medias y agudas, y cada una de éstas recoge los sonidos que le corresponden, los organizan, codifican y le dan un sentido a la audición.

El sonido de una campana o una voz llega de manera desordenada al oído interno, el cual se encarga de ordenarlo de acuerdo a frecuencias que corresponden a cada célula, al tiempo que envía la información codificada al cerebro.

Este tipo de personas requieren equipos auxiliares auditivos diferentes, que permiten codificar los sonidos, haciéndolos más claros para que entren de forma limpia. Son equipos que digitalizan el sonido y lo someten a una variedad de filtros donde lo van limpiando para que resulte más claro.

Las sorderas mixtas son aquellas en las que se presentan ambas características.

DIAGNÓSTICO

Las primeras seis a diez horas posteriores al nacimiento son vitales para conocer la salud auditiva de los bebés a través del tamiz auditivo, una prueba rápida que consiste en la detección de emisiones otoacústicas, por medio de un estímulo que se produce a través de un equipo computarizado hacia el oído del recién nacido con un ruido pequeño. Las células del oído interno responden a dicho estímulo, lo cual es captado y graficado por el equipo, y este mismo marcará si el bebé presenta deficiencias en el oído interno, que es lo más frecuente.

Mientras en países como Estados Unidos este tipo de estudio es obligatorio y forma parte del sistema de salud, en México sólo algunos hospitales privados lo practican. Si el resultado confirma alguna deficiencia, el paciente ingresa a un protocolo de estudio con pruebas complementarias para detectar el nivel de sordera, que puede ser leve o completo; en el último caso, el niño no tendrá posibilidad de desarrollar el lenguaje por falta de audición, lo cual lo convierte en candidato a un procedimiento de implante coclear.

Éste es un dispositivo bioeléctrico que se coloca por medio de una cirugía, lleva un electrodo que va hacia el oído interno y está conectado a un dispositivo externo, que es un procesador de palabras que genera el estímulo hacia el electrodo y hace las funciones de las células del oído interno que no funcionan.

El lenguaje se procesa, se recibe afuera y se manda por el electrodo al oído interno, el cual es un órgano formado por la cóclea, un área donde se encuentran las células ciliadas del oído interno que se conectan al nervio auditivo y que llevan la información al cerebro.

Con una cirugía exitosa y una buena rehabilitación, el paciente tendrá una audición aceptable. Este tipo de dispositivos se pueden aplicar en personas prelinguales -quienes nunca han escuchado un sonido- y poslinguales, es decir, aquellos que ya escuchaban pero que por alguna razón dejaron de hacerlo, a causa de una enfermedad, sordera severa o un accidente.

Sin embargo, es necesario señalar que entre menor sea la edad de la persona, los resultados serán mejores, pues a diferencia de los recién nacidos, en el caso de los jóvenes que ya han aprendido el lenguaje de señas, algunas veces esto les impide iniciar un proceso de rehabilitación, debido a que ya están habituados a comunicarse de forma diferente. Al no adaptarse tan fácilmente, los pacientes sí podrán escuchar, pero tendrán un tardío desarrollo del lenguaje.

Por desgracia, la colocación de estos implantes es poco frecuente, pues su costo es muy elevado, y en países como el nuestro la seguridad social no los incluye. Generalmente, estos procedimientos se realizan gracias a la intervención de fundaciones o personas con capacidad económica. Por otro lado, el implante coclear está indicado en sordera total, mientras que los aparatos auditivos son para rehabilitar la audición.

LO MÁS INDICADO

Saber identificar qué padecimiento tiene cada persona es un factor fundamental para corregir o tratar su problema de audición, que desde luego no se restringe a lo médico, sino que requiere de todo un equipo multidisciplinario en el que los padres de familia juegan un gran papel.

El principal objetivo de la detección temprana es hacer que los niños nunca lleguen a utilizar el lenguaje de señas, y la iniciativa está respaldada por el desarrollo tecnológico que así lo permite, aunque no todos tengan acceso a ello.

Cada caso es diferente, pues mientras una sordera leve o moderada puede ser tratada con dispositivos externos y terapias de rehabilitación del lenguaje -como la lectura labiofacial- las que se derivan de alguna infección incluso pueden ser prevenibles casi en su totalidad.

Las sorderas hereditarias se pueden detectar cuando un niño presenta bajo rendimiento escolar, casos que comúnmente se asocian con trastornos de déficit de atención, pero que pueden tener su origen en deficiencias oftalmológicas o auditivas.

El lenguaje se adquiere por imitación, y aunque los pequeños que nacieron sin percibir sonido no lo han aprendido, sí lo tienen, de tal forma que es erróneo llamarlos sordomudos. La autoestima de una persona sorda o débil auditiva, como en muchos otros padecimientos, no dependerá de la enfermedad, sino de la idiosincrasia, educación y actitud colaborativa de los padres de familia, quienes deben ser los primeros en conocer el problema para entenderlo y saber cómo afrontarlo.

Los médicos tratan de transmitir información amigable a los padres, para que en conjunto con rehabilitadores del lenguaje y terapia psicológica apoyen a sus hijos. Cabe mencionar que la atención médica debe ir acompañada por la integración social de la persona.

Correo-e: eholguin@elsiglodetorreon.com.mx

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