Cuando se divorciaron los padres de familia y los profesores de primaria y secundaria, surgieron los conflictos graves que ahora padecemos. El niño o joven demuestra en su casa lo que le enseñan en la escuela y en la escuela lo que aprende en su casa y es el cuento de nunca acabar. ¿Quién es el responsable? Quién sabe, lo cierto es que los papás y los trabajadores de la educación -no todos, para no meternos en bronca-, abandonaron sus responsabilidades y las consecuencias las pagan unos y otros y lamentablemente, la sociedad en general. Cuántas veces hemos escuchado la promoción de pláticas, conferencias y mesas redondas donde se abordan los problemas detectados en jóvenes como la drogadicción, el alcoholismo, el pandillerismo, donde los expositores explican siempre lo mismo y quedan por lo regular en un evento donde todos los asistentes o la mayoría, escucharon lo que ya sabían o suponían, crean consciencia de la situación y como los propósitos de año nuevo, en muchos se diluyen rápido y otros en unos días o meses y después todo queda igual. Hoy en las escuelas de los niveles primario y secundario, principalmente, se padece un problema sumamente grave llamado "bullying" y cuyas consecuencias ya llevaron la desdicha a muchos hogares. Dicen los investigadores que el caso es tan serio que 7 de cada 10 jóvenes aguantan y disimulan las agresiones verbales y físicas en los planteles educativos, es más, el otro día informó la Fiscalía General del Estado Delegación Laguna que 10 jóvenes víctimas del problema, decidieron terminar con su existencia, hechos ocurridos en un periodo de un año, datos alarmantes. Las reacciones de las autoridades son en el sentido de que esos jóvenes son el resultado de un hogar violento, carente de valores, respuesta que hasta ofende pues no resuelve nada.
Me acuerdo de un hecho lúgubre, en el lugar donde vivía. Había un chavito de unos 15 ó 16 años a cuya madre le hablaban a cada rato de la escuela para decirle lo violento que era su hijo. Ella contestaba que el consejo que le daba a su primogénito era que no se dejara de nadie. En la colonia el muchachito encabezaba una pandilla que se dedicaba a molestar a los vecinos y principalmente a niños y jóvenes. En una ocasión, no se qué hizo o a quién golpeó este muchacho, parecía que todo iba a quedar como quedaban muchas agresiones, pero la vida en las calles es cruda y educa a quien entiende rápido y al que no, lo hace entender a tiznadazos. Un año después de aquel suceso, el muchacho estaba en la esquina rodeado de sus "amigos", cuando pasó frente a ellos un auto, del cual un sujeto desconocido se asomó para enseñar una pistola y de un tiro le arrebató la corta vida al muchacho, entonces los involucrados en el hecho se dieron cuenta de muchas cosas, esto quedó para la historia.
Desde mi punto de vista, el "bullying" requiere de tomar acciones, en estos tiempos casi imposibles, porque muchos niños y jovencitos seguirán enfermándose con la computadora y la televisión. En una ocasión llegué a la casa de un amigo en la colonia Primero de Mayo y cuando entré estaban unos seis niños rodeando la televisión y gritaban ¡ mátalo !, ¡ mátalo !, se "divertían con un videojuego" donde dos personajes corpulentos se enfrentaban en una pelea sangrienta y de esta forma los padres podían hacer sus quehaceres. En otros casos, los papás se ponen a jugar lo mismo con sus hijos.
En este asunto un factor definitivamente clave es la reconciliación responsable de los padres de familia y los educadores con verdadero espíritu de servicio, según yo "verdá"…
Por Martín Chávez
