Uno de los que estuvieron presentes en la reunión-cena organizada por Miguel Riquelme, entre el gobernador y exalcaldes de Torreón, me contó que el evento, para no variar, conservó la forma de siempre, una relación amable y de autoelogios donde la principal presunción fue la unidad, aunque la verdad es que todos sabían que en ese momento estaban sumergidos en el profundo río de la simulación. Antes de las elecciones recientes, el ahora electo presidente de Torreón se había reunido con exalcaldes para pedir el respaldo, pero también para escuchar comentarios sobre las principales necesidades de nuestra sociedad, así como las mejores ideas que pudiera aportar cada uno para elevar el nivel de calidad en la vida de esta golpeada comunidad. En esa convivencia no estaba Eduardo Olmos y tal ausencia fue aprovechada por la mayoría para lanzar duras críticas contra la que ahora se considera por muchos, la peor administración que ha tenido Torreón. El desinterés hacia los servicios públicos y en general a la problemática social, fueron la constante en aquella reunión, donde se reconocía incluso, que por ello estaba en riesgo el triunfo del PRI, resultado que a final de cuentas fue evitado por los partidos morralla. En la cena celebrada durante la semana anterior, ahí, acompañando al gobernador y al presidente electo, estaba Eduardo Olmos y los presentes que anteriormente se habían expresado con la verdad hacia la administración actual, explicablemente cambiaron de opinión y le entraron al mundo de elogios y aplausos para la clase gobernante. Tal exhibición de apariencia, sin duda alguna, es uno de los principales problemas de Torreón, Coahuila y México, cuando ni siquiera reconocemos los conflictos que tenemos y no hablamos con la verdad para bien de todos. El tema actual es el de la pobreza y pobreza extrema, terreno en el que ya está incluido más del 50 por ciento de los mexicanos, sin contar los pobres compatriotas que viven en esas condiciones fuera de México, donde son víctimas además de discriminación. A la crítica sobre el mal uso de los recursos destinados en programas para combatir este terrible problema social, se suman ahora los argumentos para pretender la justificación: "Sí hay pobreza en México, pero Coahuila es el segundo Estado con menor índice", "Estamos dentro del margen", "Es la consecuencia del sistema paternalista", "No es cierta tal afirmación". Frente a todos estos argumentos, ¡ Tómala !, el sábado aumentó el precio de los combustibles y con ello, los costos de los alimentos básicos que cada vez están más lejos del alcance de las familias, otro golpe a la economía del trabajador que no ve ni el fin de esta avalancha de complicaciones, ni la luz de esperanza del salvador que pueda mejorar esto. Torreón entrega su ilusión a un nuevo presidente que sin duda alguna sabe perfectamente en el mundo que está, donde priva el elogio y el disfraz…ojalá haga algo por Torreón.
Por Martín Chávez