La i Laguna

Nopal y frijoles

Pobre imagen del Seguro Social

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El domingo, hace ocho días, me habló mi compadre Tetos, mi compadre se fue hace mucho tiempo a Estados Unidos donde trabaja en la construcción, pero tuvo que venir porque su mamá sufrió un infarto y estaba siendo atendida en la sala de emergencias de la clínica 16 del Seguro Social. Tetos estaba en el estacionamiento de entrada a dicha área y cuando llegué no me dejaron entrar, solamente pudimos conversar a través de los barrotes... Me habló con tristeza del mal trato que estaban recibiendo pues su mamá permanecía sin cuidados en la sala de emergencias y cuando él pretendía ayudar lo sacaban. Así, en un momento en que logró entrar, observó que su madre se había caído de la camilla ocasionándose una herida en una de sus piernas y cuando le manifestó su queja a una de las enfermeras fue reprendido por uno de los agentes de seguridad que ahí se encuentran. Lo único que le quedó a Tetos fue pedir a la enfermera que enviara a alguna persona para que limpiara la sangre que quedó en el piso a consecuencia de la lesión o bien que le permitieran a él hacer ese trabajo. Dos horas tardaron en acudir a limpiar, pero además del trato, mi amigo El Tetos tuvo la necesidad de comprar pañales y otro tipo de material que le pedían en la institución porque en el Seguro no tenían. Días después le platiqué del asunto a un doctor que durante mucho tiempo laboró en el IMSS y que por el amor que le tiene a esta noble institución, sigue pendiente de lo que ahí ocurre. Me explicó que efectivamente el presupuesto del Seguro Social se había agotado en el mes de julio y por ello tenían esas carencias, pero lo irónico del caso, es que muchos médicos y directivos del IMSS son enviados con frecuencia fuera de Torreón con viáticos pagados para atender cuestiones, muchas de ellas simples que se pueden tratar por la vía telefónica y otros medios, ahora que los avances tecnológicos en materia de comunicación son exageradamente sorprendentes. No se entiende pues por qué esos tratos, determinaciones y medidas detectadas en el Seguro Social. Lo que le pasó a mi compadre Tetos no es nada nuevo, basta acudir cualquier día para darse cuenta del padecimiento de la gente, lo ridículo que resulta en ocasiones el solicitar una consulta con algún especialista pues tardan hasta mes y medio. Me hace recordar esto el caso de mi primo Juan con fuertes padecimientos de la columna. Era julio y le dieron cita para septiembre -por la tarde--, cuando por fin se llegó el día y nos presentamos en el consultorio, increíblemente se nos informó que el doctor había salido de vacaciones. Se sigue lamentando pues que el nombre y la imagen del Instituto Mexicano del Seguro Social, siga siendo afectado tan severamente por mucha gente que ahí labora o acude, pero que no reúne el requisito para ser parte de ese centro de ayuda que muchas vidas ha salvado, única opción y esperanza de los trabajadores de México.

Por Martín Chávez

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