Más que las protestas de la Coordinadora, incluso el aumento al precio de las gasolinas del pasado sábado y hasta el aztecazo del viernes 6 y lo que pueda pasar mañana con la selección de México, quien verdaderamente me preocupa es David, el niño de apenas ocho años que fue atacado sexualmente en el ejido Presa de Guadalupe y que seguirá expuesto en las calles y rancherías cercanas de la comunidad donde vive. Hace dos meses la madre de este pequeño presentó una denuncia por el delito de violación, acusando a dos jóvenes, a quienes el pequeño David señalaba asegurando que fueron ellos los que lo agredieron. El caso llegó a la representación en La Laguna de la Comisión de Derechos Humanos y semanas después se supo que el niño estaba amenazado de muerte por un sujeto, un conocido chivero de la población, que al verse descubierto abandonó la comunidad y se fue a Ciudad Acuña. Luego de un mes de haber sido encarcelados los dos muchachos acusados, recuperaron su libertad, pero no el tiempo y el daño moral que se les causó a ellos y a su familia. Por ejemplo, a su madre que padece de diabetes y que con este problema, su estado de salud empeoró. La mamá y abuela de David serán investigadas, pues no se qué responsabilidades se les fincarán, pero el pequeño David seguirá en la calle. Tuve la oportunidad de conocerlo y dialogar con él. Su situación es lamentable y su futuro sumamente desalentador, un niño que a los ocho años de edad está solo…su madre tiene que trabajar y su padre lo abandonó, su abuela lo golpea constantemente y en la calle es despreciado por mucha gente, lo que lo convierte en presa fácil para adolescentes y adultos que tienen la costumbre de hacer daño. El niño que vaga sin rumbo por todas partes de este ejido no deja de estar cobijado por la inocencia, ahora pasa los días por la comunidad pidiendo dinero y amenazando con acusar de violación a quien le niega las monedas. Tal acción me hizo recordar el caso de una niña que fue atacada sexualmente por su abuelo -dicen las autoridades que la gran mayoría de las violaciones se registran en el seno familiar-, pues bien esta menor de 7 años recibió de su abuelo unas monedas a cambio de que se dejara hacer tocamientos y otras cosas. Tiempo después la menor visitó un taller de enderezado ubicado en su colonia y le pidió dinero a uno de los trabajadores a cambio de sus infantiles servicios de prostitución, aunque duela, eso era lo que ingenuamente empezaba a practicar la niña. Fue de esta manera como se descubrió el hecho ocurrido hace tiempo en una de las colonias periféricas de Torreón y que ahora forma parte del grueso cúmulo de expedientes de violación infantil en los juzgados de la localidad. En el caso de David, la autoridad hizo su parte, aclaró que dos personas habían sido detenidas injustamente, se detectó al verdadero culpable y aunque se tuvo al alcance no se sabe porqué no fue detenido; la madre y abuela del menor serán investigadas, pero el futuro de David es preocupante, a temprana edad ha sido marginado, madres del rancho lo rechazan porque temen que le haga a sus hijos lo que le hicieron a él, muchos adultos lo rechazan también, no quieren problemas pues el niño puede acusarlos de violación con el fin de obtener unos pesos. David está en las manos del mal como lo estuvieron muchas personas que de niños no recibieron la atención debida y ahora, invadidos por el odio, el rencor y la codicia, son los que están transformando el mundo.
Por Martín Chávez