Educar evangelizando…
En este momento de la vida en que niños y jóvenes están en un punto de confusión donde no saben a quién hacerle caso -a la televisión, al papá, a la mamá, a la escuela, al amigo, a la iglesia, a la computadora--, es cuando más interés se requiere por parte de legisladores -diputados federales y senadores--, en el planteamiento que hacen los grupos religiosos que están convencidos que en la formación académica de la persona debe estar incluida la enseñanza religiosa, sin pretender imponer ninguna línea de religión. En el Senado ya se discutieron los proyectos de dictamen para reformar los artículos 24 y 40 de la Constitución Política, relacionados con la libertad religiosa donde todo hombre es libre para profesar la creencia que más le agrade y para practicar ceremonias, devociones o actos de culto respectivo siempre que no constituyan un delito. El 40 habla de la voluntad del pueblo mexicano de constituirse en una república democrática, federal, integrada de esados libres y soberanos en todo lo que concierne a su régimen. En una de las conferencias del Episcopado Mexicano los obispos ya analizaron a fondo la posibilidad de incluir la enseñanza religiosa en el sistema educativo considerando que niños y jóvenes tienen más recursos de conocimiento y capacidades tecnológicas que la generación responsable de su formación, pero además porque viven en un ambiente deshumanizante donde se practica una cultura que ya duda del significado de la verdad, del bien…de la vida y todo ello ha afectado brutalmente la convivencia del mexicano. La parte religiosa propone la colaboración de todo servicio religioso para contribuir en la formación de la persona, pues nuestra sociedad está sostenida con alfileres. Necesaria pues la educación basada en valores, catequesis, pedagogía, pero principalmente en un evangelio como modelo de la verdad, la justicia, la solidaridad y todo lo que en estos momentos está en proceso de desaparición en la convivencia diaria de la gente. La propuesta de la iglesia católica es sencilla, aunque muy difícil de aprobar por los intereses que se afectan. Se esperaban estos obstáculos, aunque en los planteles educativos vemos agresiones inexplicables entre niños de primaria, altos índices de embarazos en el nivel de secundaria, amenazas de alumnos a maestros, casos que truncan las aspiraciones de la gente que apenas empieza y muchos otros factores que exigen a gritos un cambio en la forma de educar. ¿Si retomamos el camino que nos lleva al fortalecimiento de la creencia en un ser supremo, en este momento lo más viable para frenar el proceso de putrefacción social que padecemos, por qué no hacerlo?, el senado cerró la puerta a la mezcla religión-educación, pero mantiene fuerte el vínculo educación-política. Me pregunto en este panorama de simulación: ¿A qué creencia religiosa pertenecen estas personas que hacen daño a la sociedad?, y me refiero a todos los que hacen daño. El pasado jueves estuve en una reunión con representantes religiosos, cristianos, mormones, católicos y sí se detectó en el salón la diferencia en las creencias, pero me llamó la atención alguien que dijo que en una sociedad donde hay gente de buena voluntad entonces definitivamente hay cambios positivos y mejor futuro para nuestros hijos y nietos.
Por Martín Chávez
