¡Cómo nos encanta el cuento !, no se arregla nada, pero por frases alentadoras y discursos bellos no paramos, aunque la realidad cotidiana nos propina cada bofetada, no se nos quita el seguir formando grupos de apoyo, pláticas, seminarios, análisis y demás reuniones donde siempre se habla de temas de los cuales ya sabemos qué los provoca, y claro, a todo esto no puede faltar el surgimiento de propuestas e iniciativas que se archivan y no ofrecen ningún resultado. Así emana el Instituto de Atención y Cuidado del Niño, la creación de La Ley Antiviolencia, la Comisión de Turismo dentro de un Ayuntamiento, el Consejo de Participación para la Educación, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y hasta el Comité Regional de Mujeres y Niños "No me dejo y me Defiendo", no dudo que en cualquier momento se presente la Ley de La Felicidad Obligatoria y casi todos tienen en su contenido las mismas rutas, analizar y conocer de fondo los problemas que ocasionan la violencia contra los niños y las mujeres y a partir de ahí buscar las mejores formas de atenderlos hasta solucionarlos con el objetivo de que estos grupos vulnerables puedan alcanzar una vida digna, etc. Un ejemplo claro de todo este tipo de rollos es una de las razones por las que se crea el Consejo Participativo para la Educación, según esto, es para que se puedan tener las opiniones y puntos de vista más variados sobre las mejores formas de enriquecer el tema educativo y se trata de un cuerpo colegiado que votará para determinar las políticas públicas que se van a implementar en otros aspectos como el fomento a la lectura y mejoría general del servicio… puro verbo. Qué se dice en las pláticas de la violencia contra la mujer y el niño, causas y consecuencias y los remedios o medidas de solución de sueño que todos conocemos. Sería bueno, según mi consideración, evaluar qué han hecho todos estos grupos ya formados, plantearse preguntas como ¿se han logrado los objetivos?, ¿cuántas mujeres o niños han mejorado su calidad de vida?, ¿de qué manera se ha impactado en el servicio educativo?, ¿es efectivo el sistema de readaptación en el penal de mujeres?, ¿efectivo también el manejo de niños en el tutelar?, ¿ha disminuido o aumentado el número promedio de agresiones contra estos grupos?, o se trata simplemente de sentarse alrededor de una mesa a tomar café y comer galletas y posar para la foto y seguir en el mundo de apariencia donde los más afectados son los que ocupan el tema central y la mayor preocupación en ese centro de diálogo. Sería mucho mejor que quienes conforman esos grupos o quienes tienen la firme determinación de ayudar a las mujeres y los niños afectados por la violencia, se reunieran siendo acompañados por un grupo de diez niños y diez mujeres víctimas y decir a la luz: "estas personas fueron rescatadas por este grupo de apoyo, antes estas eran sus deplorables condiciones y ahora viven mejor, gracias a la buena voluntad de personas preocupadas por el tema". Los resultados serían mejor que el recuerdo inútil que se deja en una foto con un buen discurso, pero una aterradora realidad.
Por Martín Chávez