ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
PARÉNTESIS PARA UNAS ELECCIONES MENTALMENTE SALUDABLES
No cabe duda que la vida se nos esfuma entre los dedos, avanza rápidamente, envejecemos sin darnos cuenta, a pesar de que los candidatos no cambian, pero enfrentamos una vez más las elecciones. Y una vez más nos topamos ante el dilema de nuestra decisión, ante el conflicto que se nos plantea para seleccionar con mucha incertidumbre alguna de las opciones disponibles, no del todo confiables o esperanzadoras, producto de las amargas experiencias del pasado. Nos enteramos que se avecinan las elecciones tanto en Coahuila como en Durango, en parte por los grandes espectaculares que brillan al sol al ser tan espectaculares las enormes sonrisas y la avidez de los ojos que ya parecen musitar ciertas promesas secretas y planes escondidos de agendas voluminosas, pero inciertas. Sabemos igualmente de las elecciones por los millones esparcidos entre tantos partidos desconocidos y fantasmas que nacen al fragor del combate para luego desaparecer al igual que las comparsas después de un martes de carnaval. Asimismo, reconocemos estas festividades gracias a los otros millones desviados a la publicidad insertada en los diversos medios de comunicación que hacen eco a las sólitas voces y los sólitos colores desmejorados de tales partidos, que una vez más en estas fechas reciben vitaminas, con una nueva dosis mágica de maquillaje rejuvenecedor y de cirugía cosmética para facilitar esos intentos de una misiones utópicas. A la vez, estamos conscientes de que es una época de campaña y de repartición, cuando otros tantos millones se reparten caritativamente entre cientos o miles de desempleados y acarreados que invaden los cruceros o la fastuosidad de ese nuevo escenario que es nuestra Magna Plaza con sus banderitas, cachuchas, playeras, calcomanías y gritos destemplados, en un esfuerzo más por convencernos de la bondad del partido que sigue siendo oficial, a la vez que nos hacen sentir partícipes de algún filme de cienciaficción o de comedia romántica al estilo democrático y hollywoodesco. Pero finalmente, la señal más intensa y contundente de este momento crucial de las elecciones, es cuando nos enteramos que tanto el gobernador de Coahuila, como el de Durango hacen sus apariciones en estas tierras desérticas para extender sus manos y sus miradas entre nosotros y solícitamente dejar salir sus palabras, hacernos sentir su presencia, renovar sus promesas y poner en claro, que después de todo no es cierta nuestra orfandad, ni tampoco somos los hijos tan abandonados o rechazados que creíamos ser. Y como prueba de ello, corroboramos milagrosamente, como en una armoniosa sinfonía de colores, bajo un cielo azul y candente, de reflejos rojos, blancos y verdes un tanto deslavados, equipos de trabajadores anaranjados que se ponen a colorear de amarillo calles y banquetas, mientras las máquinas repavimentadoras han vuelto a la vida como flores en primavera e intentan despejar la maleza y componer las desde hace tres años agujereadas, destrozadas, desvencijadas, descuartizadas y fragmentadas calles y avenidas de estas ciudades abandonadas, que habían clamado su desgracia y su descuido durante tanto tiempo, sin que la ausencia jamás las escuchara. Pero aún hay más, porque tendremos mejores batallones de soldados, de policías municipales, estatales, federales, con más armas, más tanques, más patrullas, más helicópteros y todo aquello que nos proteja y nos dé la seguridad en esta guerra civil y en este estado de sitio en que vivimos también desde hace varios años, especialmente en un momento de elecciones.
Sí, así es, ayer fue domingo de elecciones, y tuvimos frente a nosotros muchas opciones para escoger, no necesariamente sobre los partidos reales o fantasmas, o sobre los candidatos también reales o fantasmas, sino también sobre nosotros mismos reales o fantasmas, y el papel que jugamos actualmente en este escenario tan lagunero y tan mexicano. Quizá somos demasiado predecibles los mexicanos y repetimos una y otra vez la sólita historia, los sólitos errores y al igual que el ganado nos dejamos jalar siempre hacia el mismo barranco. ¿Cómo influyen en nuestras vidas tantos mensajes y acontecimientos reales o ficticios, alucinatorios, fantasmales, caricaturescos, surrealistas, barrocos, teatrales, cirqueros o como les queramos llamar, porque a la larga todos vienen a pregonar lo mismo? ¿Cómo influyen sobre nuestra salud mental y física, interconectadas ambas en cada uno de nosotros, mientras intentamos nuestro mejor esfuerzo para sobrevivir la locura que enfrentamos? Sí, así es, ayer fue domingo de elecciones, y ¿cuál es la opción mentalmente saludable?