ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
VAN GOGH, FILADELFIA Y LA PSIQUIÁTRICA AMERICANA
CUADRAGÉSIMA CUARTA PARTE
El tema de los hombres y las mujeres que padecen TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad) asociado además al trastorno de personalidad antisocial, no representa exclusivamente un dilema o un desafío terapéutico psiquiátrico, sino que va mucho más allá de nuestras fronteras médicas, para convertirse en un problema educativo, cultural, sociológico y político importante que de una u otra forma nos atañe y nos influye a todos en México. Es importante en el aspecto educativo especialmente dentro de cierto tipo de núcleos familiares muy específicos, pero a la vez bastante generalizados en nuestra cultura, en los que los padres por una variedad de razones, al casarse no se dan el tiempo, el espacio, ni la oportunidad de desarrollarse e integrarse como pareja para lograr así acuerdos mutuos en sus objetivos y decisiones de la vida diaria. Consecuentemente en tales núcleos, se tienden a desarrollar sistemas de disciplina poco coherentes o inclusive caóticos, que suelen ser muy confusos para ellos mismos y obviamente para los hijos, en los que los límites intergeneracionales no son claros ni bien definidos, además de ser carentes del orden y del respeto, como se comentaba la pasada semana. Se trata de parejas y familias que se encuentran prisioneras y a veces hasta paralizadas entre el dilema de aplicar los métodos disciplinarios tradicionales aprendidos desde las generaciones pasadas de los abuelos y los padres, o por otro lado, poner en práctica los nuevos y más modernos métodos que surgen diariamente como flores silvestres, sugeridos por los "gurus" y profetas de la televisión y demás medios de comunicación masiva, o por lecturas de autosuperación empíricas y de bases cuestionables, pero que se venden como "bestsellers" de bolsillo.
Ante tal dilema, cargados con sus herencias genéticas y educativas personales, cada uno de estos padres luchan en pareja o uno contra el otro para aplicar lo que quieren, lo que piensan es mejor, lo que improvisen o simplemente para evadirlo y dejarlo a la mano de Dios, al destino o a las circunstancias que irán enfrentando en esa nada fácil e interminable tarea de tener hijos y convertirse en padres. Así pues, conforme van naciendo los hijos, planeados o no, se va desarrollando una dinámica familiar específica en la que consecuentemente se tienden a presentar ciertos elementos básicos conscientes o inconscientes de selección, sobreprotección y favoritismo o rechazo del padre o de la madre hacia uno u otro hijo o hija, en lo que generalmente termina por convertirse en una lucha de poder abierta o velada entre ambos, que suele intensificarse a través de los hijos como aliados de uno u otro progenitor; de tal modo que la rivalidad se extiende a lo largo de todo el territorio familiar como una lucha campal en la que inclusive se llegan a formar diferentes equipos o partidos.
Al parecer, un sistema de dinámica familiar semejante, con tal estilo de luchas internas, se convierte fácilmente en un terreno sumamente fértil para el surgimiento de lo que se podrían considerar como los procesos primarios de la corrupción, en el que esa agria rivalidad entre los padres determina el que uno u otro luchen por conseguir o "comprar" la alianza con el hijo, la hija o los hijos favoritos, a través de otorgar abiertamente o en secreto determinadas prebendas y concesiones especiales, inclusive en menoscabo de la autoridad del otro. A su vez, los hijos desde muy pequeños aprenden instintivamente o por experiencia propia, las motivaciones y las reglas que mueven a dicho sistema familiar, al que naturalmente buscarán adaptarse para sobrevivir, acomodándose así en el equipo de uno u otro padre, con el consecuente conflicto que les pueda causar tal división en sus afectos, sus ideas y sus conductas. Sin embargo, en un ambiente así, ellos también aprenden a encontrar el mejor instrumento o el mejor método para tratar de congraciarse con el padre o con la madre y comprar de ese modo su entrada y su posición en el equipo que más les atraiga o les convenga; una posición que suele ser variable y que difícilmente se podrá mantener fija a través de los años y de las circunstancias, conforme él o ella crezcan, y la familia vaya cambiando y evolucionando (Continuará).
Por: Dr. Víctor
Albores García