Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

NUESTRA SALUD MENTAL

Dr. Víctor Albores García

ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)

CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA

VAN GOGH, FILADELFIA Y LA PSIQUIÁTRICA AMERICANA

CUADRAGÉSIMA SEXTA PARTE

Los patrones culturales se forman y evolucionan en cada sociedad, de acuerdo a las circunstancias y necesidades que van operando en cada sistema a lo largo del tiempo, relacionados a su vez con el período histórico al que pertenezcan y en el cual se desenvuelvan. La familia como célula básica social, representa sin duda alguna nuestra primera cuna e institución educativa para todos, mientras que las instituciones escolares desde las guarderías y el jardín de niños hasta las universidades representan una segunda y sumamente importante matriz educativa, prolongación de la familia, cuya influencia se expande y regula igualmente todos los ámbitos de una sociedad. Es por ello que se mencionaba la semana pasada, el hecho de que lógicamente muchos de los patrones que se generan, se desarrollan y se aprenden en el núcleo familiar, dejarán huellas imborrables en cada uno de nosotros, que tienden a revivirse y reflejarse en las escuelas al enfrentar estilos de ambientes semejantes o tienden a repetirse una y otra vez como patrones que coinciden desde diferentes direcciones, lo mismo desde la perspectiva de los estudiantes, que desde la de los maestros, directivos y personal general de tales instituciones, tanto en las privadas como en las del sector público. Nuestro sistema educativo, especialmente en el área de este último sector, tiende a favorecer la rivalidad, la competencia no muy sana y la lucha de poder entre las diversas jerarquías de autoridades, de maestros, personal administrativo y personal sindical, a tal grado en ocasiones, que al igual que sucede en las familias, el ambiente se convierte en un enorme campo de batalla, en el que surgen y resaltan los intereses personales de uno u otro grupo, de forma que se llegan a perder los objetivos y la estructura que idealmente estaban contemplados como académicos y educativos, hasta convertirse en un sistema caótico y desordenado que más bien bloquea o retarda el desarrollo y el aprendizaje. Una vez más en este sistema, entran a funcionar esos núcleos de TDAH (trastorno por déficit de atención) amalgamados con los de personalidad antisocial que ya se han mencionado y que se encuentran presentes en un buen porcentaje de aquellos adultos que han obtenido y juegan papeles y posiciones importantes no siempre obtenidas por méritos o capacidades académicas dentro de este sistema, y que además provienen de hogares en los que imperaba un ambiente semejante de desorden y ausencia de límites y disciplina. En un tal ambiente de guerra, no es nada extraño que el contagio y la contaminación se extiendan a los alumnos igualmente, sobre todo hacia aquellos que tienen rasgos como los que se han mencionado y que habitan en núcleos familiares casi iguales al ambiente al que enfrentan en la escuela. Aquello que han logrado aprender en sus hogares, les servirá para luchar, adaptarse y sobrevivir en este tipo de instituciones, a través de una competencia no siempre lícita, de la seducción, del soborno, la manipulación, los fraudes o la compra de favores y privilegios, incluyendo calificaciones y certificados de quienes son necesarios e importantes en los puestos vitales mencionados y que se prestan para ello, al igual que sucedía con sus padres, madres, abuelos, tíos, etc. en la familia. Es así como un buen porcentaje del ambiente sociocultural de nuestras instituciones educativas se llega a convertir lógicamente en la prolongación de un sistema familiar como el que se ha revisado, lo cual sucede no sólo en los primeros niveles educativos durante la infancia temprana, sino que se extiende ilimitadamente hacia los niveles posteriores, lo mismo en las secundarias, las preparatorias y hasta las universidades en los niveles de licenciatura o de postgrado. Estas luchas campales por el poder y el dinero que fluyen en nuestras instituciones educativas son reales, son parte común de nuestra idiosincrasia, basados en una multitud de factores, en los que esta mezcla de rasgos genéticos de TDAH y de personalidad antisocial parecen ser fundamentales y logran florecer aún más fácilmente en la fertilidad de nuestro ambiente actual y del período histórico que vivimos en el siglo XXI (Continuará)

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 901522

elsiglo.mx