ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC) CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
VAN GOGH, FILADELFIA Y LA PSIQUIÁTRICA AMERICANA
De acuerdo con lo revisado en esta columna durante las últimas semanas, me parece importante insistir en lo que representa la presencia de este tipo específico de familias en nuestro país, como un fenómeno sumamente extendido que lo convierte además en un grave problema de salud pública, ya que no sólo se relaciona con los síntomas y los conflictos de este estilo de familia y de cada uno de sus miembros, sino aún más seriamente, con las consecuencias y repercusiones generales que llegan a darse a nivel nacional. Eso quiere decir, que se debe tomar en cuenta el hecho de que a partir de este microcosmos específico como núcleo básico de una sola familia, surgen tales rasgos de voracidad, impulsividad, desorden, desorganización, falta de respeto y de disciplina en cuanto a la demarcación de límites y controles, a la vez que esos rasgos delictivos importantes que implican la violación o la ruptura generalizada de normas y leyes; rasgos que todos ellos tienden a acumularse, a desarrollarse, a expandirse hasta formar un todo común como rasgos generalizados de nuestra estructura sociocultural nacional. Todo ello cobijado bajo un sistema corrupto interpretado convenientemente como nuestro legítimo modus vivendi natural y lógico, que de una u otra forma todos aceptamos y vivimos bajo su manto protector, con un cierto porcentaje de impunidad mayor o menor, de acuerdo a los delitos de cada uno y a la altura de la posición que se logra escalar y ocupar. Se trata entonces de ese juego de espejos, en el que lo que se puede iniciar en el núcleo familiar en el hogar, se reflejará obviamente en el macrocosmos, o sea, ese ambiente más amplio que es el sociocultural mexicano, un ambiente que a su vez sirve como modelo a seguir para tantas de estas familias, hasta terminar en un vínculo recíproco de imágenes que se reflejan en uno y otro sentido, como un círculo vicioso que forma las bases de una buena parte de nuestra idiosincrasia, de nuestras tradiciones y de nuestra cultura en tantos de sus aspectos fundamentales.
Como agentes de la salud mental en México, los psicólogos y los psiquiatras podemos si así lo deseamos, estar alertas y conscientes de la presencia de dicha patología en las familias que acuden a nosotros para pedir ayuda y que naturalmente intentamos examinar, valorar, orientar, tratar y ayudar, lo mismo a un sistema familiar completo, que a cualquiera de sus miembros individualmente. A través de un programa de tratamiento global, se les puede asesorar en la necesidad de una reorganización de su estructura familiar, siempre y cuando tengan la motivación y la capacidad de reconocer los errores, defectos y conflictos presentes en tal estructura, a la vez que el deseo y el esfuerzo para tratar de corregir tales errores y defectos, para trabajar asimismo en la solución de sus conflictos, con miras al desarrollo de un nuevo sistema de disciplina que implique un mejor manejo de límites y controles, a la vez que la erradicación de las negociaciones corruptas entre sus miembros y la impunidad que se deriva de ellas. La valoración clínica que se hace de sus miembros, ayuda igualmente a diagnosticar rasgos de patología específicos individuales, que a su vez pueden requerir del uso de medicamentos, de programas adecuados de psicoterapia, así como de determinados tipos de actividades asociadas que se pueden proponer según las necesidades específicas de cada uno de ellos, o inclusive en el caso de la pareja marital de los padres, o en ocasiones hasta de los abuelos, ya que en nuestro sistema familiar, los vínculos intergeneracionales siempre están presentes y tienden a ser sumamente íntimos y profundos. Desde mi punto de vista como psiquiatra y profesional de la salud mental, me parece que ese es el papel que podemos asumir en este tipo de problemas tan serios y tan extensos a los que me he referido en estas semanas; es el granito de arena con el que podemos contribuir en ese nivel de un microcosmos, al que afortunadamente podemos tener acceso. Se trata de un rol en el que buscamos no sólo la detección, el tratamiento, la asesoría y la ayuda de tales familias, sino que también, pensando en el futuro a largo plazo, tratamos de prevenir las consecuencias tan severas de dicha patología, no sólo para los padres, la familia o cada uno de sus miembros, sino para la comunidad y la sociedad en general, especialmente si creemos que se trata de un tipo de patología muy severa que influye en tantos aspectos de nuestro macrocosmos mexicano (Continuará).