Primaria. Los alumnos de la escuela 'Vicente Guerrero' estudian desde octubre pasado en la primaria de La Injertada.
En agosto de este año, cuando inicie el ciclo escolar 2013-2014, los casi 300 alumnos de la Escuela Primaria Rural Federal Vicente Guerrero, de la comunidad de la Nueva Jerusalén, en el municipio de Turicato, Michoacán, podrán retornar a clases en un edificio reedificado y en nueva sede: el poblado de La Injertada.
La construcción comenzó el 14 de febrero en el predio vecino a la Nueva Jerusalén, un lugar conocido como La Rana, porque así le apodaban al antiguo dueño de esa tierra de barro negro y duro, donde sólo se cultivan plantas que crecen con poca agua, como la caña y el maíz.
Los seguidores de Martín de Tours han retirado los escombros de la escuela que destruyeron "por órdenes de la Virgen del Rosario", el 6 de julio del año 2012. Los lugareños disidentes dicen que pretenden limpiar el lugar porque esperan nuevos seguidores que vienen de otros estados atraídos por la idea de que la Nueva Jerusalén "es un lugar libre de pecado mundano y 'blindado' por el cielo, que cuando por fin llegue el fin del mundo, se salvarán", en una especie de "isla-arca de Noé".
La nueva escuela del Gobierno federal -que conservará el nombre Vicente Guerrero y la misma clave escolar- tendrá ahora como domicilio conocido el predio de la comunidad de La Injertada y dispone, de entrada, de una bolsa de cuatro millones de pesos para su edificación.
Quince trabajadores laboran en el terreno de más de dos hectáreas para construir tres aulas, un espacio para la administración y un par de sanitarios para los alumnos de preescolar, primaria y telesecundaria.
TERRENO DE LA DISCORDIA
Antes de dejar la Presidencia de la República, la administración de Felipe Calderón depositó el fondo de recursos que, de acuerdo con el convenio que firmaron en octubre pasado Federación y gobiernos estatal y municipal, deberá ser completado con una cantidad similar y mobiliario escolar para la reedificación del plantel de la Nueva Jerusalén.
Pero la Secretaría de Educación en el Estado ha declarado que no tiene fondos para este fin y el nuevo titular de la dependencia, Jesús Sierra, recién retoma el asunto.
En la construcción de la escuela se mantienen vigilantes los propios padres de familia que dicen no dejarán que vuelva a ocurrir "la desgracia de la otra vez", mientras sus vecinos de la Nueva Jerusalén -seguidores fervientes de Martín de Tours- los vigilan a la vez, con recelo.
En tanto, los alumnos de la escuela Vicente Guerrero estudian desde octubre pasado en la primaria de La Injertada, donde los padres también han aprendido a tolerarse y hacen llevadero el ciclo escolar.
En el antiguo predio de la escuela Vicente Guerrero, dicen los disidentes a De Tours que se preparan las cosas para instalar un plantel del Instituto de Capacitación para el Trabajo del estado de Michoacán.
En este lugar aprenderán los jóvenes de la Nueva Jerusalén oficios y manejo de maquinaria. Pero la disidencia, "los turulatos" -como son llamados por los fanáticos religiosos- se empeñan en que haya una clínica o un centro de salud, que asegura Emiliano Juárez "les ahorraría mucho y nos facilitaría la vida".
Cuando se enferman, llevan de emergencia a sus pacientes al hospital regional de Puruarán o Turicato, donde, dicen, no los atienden y cuando lo hacen, lo hacen mal porque son de la Nueva Jerusalén y le dan prioridad a los enfermos del rumbo.
"Ser de la Nueva Jerusalén es hoy un estigma fuera de la comunidad", dice don Hermenegildo Hernández, padre de una menor de 16 años de edad. A sus casi 50 años acepta que haber dejado todo hace 25 en su natal Guerrero para seguir a los predicadores de la Nueva Jerusalén, ha sido su mayor error en la vida.
"Sólo buscaba paz para mí y mi familia. Quería que mis hijos progresaran y no los alcanzarán los males del mundo. Hoy sé que la vida es vida, con todo y sus problemas", dice.
Dos generaciones han pasado desde que se fundó este pueblo, en 1973. Hace siete años instalaron la escuela que fue destruida intencionalmente. Ahora no están dispuestos a renunciar y van por un centro de salud.
Después, explica otro de los líderes, "traeremos fuentes de trabajo para que nuestros hijos y mujeres prosperen y no tengan que salir de aquí".
Pero la verdadera batalla, resumen ambos, "es lograr que la gente despierte y se dé cuenta de los engaños del 'padre' Martín", quien aseguran ya le ha puesto precio a las cabezas de por lo menos tres de los disidentes y ofrece 60 mil pesos por entregarle muerto a cualquiera de ellos.
Ambos coinciden en que no se amedrantan ni se detienen. "Es una amenaza vieja", se consuelan.
Saben que su vida corre peligro, que están expuestos y que el apoyo del estatal es prácticamente nulo hacia su causa. Pero también saben que junto con la escuela de La Rana habrá un cambio generacional si todo camina como hasta ahora, y la Virgen del Rosario no dispone otra cosa.