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Ojos gigantes en el cielo

CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Ojos gigantes en el cielo

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Eduardo Hernández Carrillo

Cuando hablamos de telescopios, se nos vienen a la mente esos pequeños tubos largos montados sobre tripiés (que normalmente nos frustran un poco la primera vez que los usamos). Pero además de ellos hay artefactos poderosos, ojos gigantes con los que puede contemplarse el Universo.

Hace apenas unos 50 años, al hablar de grandes telescopios la referencia obligada era el de Monte Palomar en California, dotado de un espejo sólido de cinco metros y unos 23 de largo; para su época fue el instrumento de mayores dimensiones en el mundo. Con él se abrió una nueva era de importantes descubrimientos, por fin se pudieron observar estrellas en otras galaxias y medir con notable precisión la distancia de objetos que hasta entonces habían sido simples manchas en las placas fotográficas.

Conforme pasó el tiempo se siguieron construyendo telescopios en ese mismo rango de tamaño. Luego, en 1990 la NASA sorprendió a la humanidad con la puesta en órbita de una revolución astronómica: el Telescopio Espacial Hubble, enorme instrumento con un espejo de 2.4 metros y 13 de largo, colocado por un transbordador a 600 kilómetros sobre la Tierra. Sin atmósfera que eche a perder las imágenes, el Hubble nos ha brindado ya por dos décadas las más exquisitas imágenes y datos de nuestro Universo (claro, esto después de que se le reparó la miopía con la que originalmente fue construido, un costoso error que fue superado exitosamente).

Más allá de hablar de los telescopios que han marcado un cambio radical en la Astronomía, hoy resulta fundamental saber lo que vendrá en este campo durante los próximos años: proyectos impresionantes tanto en dimensiones y capacidades, como en costos.

EL NUEVO GIGANTE

Actualmente los telescopios más grandes en funcionamiento son equipos que rondan los 10 metros, construidos con espejos más pequeños que los hacen parecer panales. Pero ¿se imagina un telescopio con 100 metros de diámetro (el tamaño de una cancha profesional de fútbol) en su espejo principal? Pues esa era la idea original que tenía en mente el Observatorio Europeo del Sur. El proyecto por sí mismo planteaba retos tan impresionantes como riesgosos, así que tras realizar un estudio de factibilidad (que vale acotar costó 57 millones de euros) se tomó la decisión de comenzar la planificación y construcción del Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT por sus siglas en inglés), el cual tendrá un diámetro de espejo de 40 metros: mucho más razonable que la propuesta inicial y aun así 15 veces mayor que cualquier telescopio que se haya construido a la fecha. Imagine que a fin de contenerlo, la sola cúpula medirá lo que el Coliseo romano. Observar cómo se moverá una edificación tan magna, será por sí mismo un espectáculo asombroso.

El consorcio de instituciones involucradas aportará la pequeña suma de 1,100 millones de euros para este instrumento que deberá entrar en funciones en 2020. Después de un riguroso estudio de factibilidad efectuado a fin de encontrar la ubicación perfecta, se designó para tal efecto el cerro Armazones en Chile, lugar donde ya se concentran numerosos telescopios que aprovechan el clima extremadamente seco y una altura de más de 3,000 metros sobre el nivel del mar. Desde ahí los astrónomos poseen una ventana maravillosa para observar el cosmos.

El gigantesco espejo del telescopio se hará con la unión de cerca de 1,000 espejos de 1.2 metros; cada uno se moverá de manera independiente y se alinearán para formar la imagen de este coloso. Además las piezas en cuestión poseerán decenas de actuadores que deformarán al espejo para compensar la turbulencia atmosférica y así lograr imágenes perfectas sin necesidad de estar en el espacio.

El E-ELT permitirá, por fin, observar planetas del tamaño de la Tierra en otras estrellas. Ello podría representar el parteaguas científico en esta nueva era de descubrimientos, máxime si se piensa que además podrá analizar la atmósfera de esos planetas mediante espectrógrafos de muy alta resolución. Soñando un poco, quizá será capaz de detectar si existen en ellos condiciones para la vida. Asimismo trabajará en el cercano infrarrojo para ver el nacimiento de estrellas y por ende de sistemas solares, con lo cual comprenderemos mejor las etapas tempranas de formación del Universo y otra decena de temas que inquietan a la humanidad, incluyendo preguntas y resultados que ahora ni siquiera logramos concebir.

LA NOVEDAD AL ESPACIO

Colocar un telescopio tan enorme en Tierra superará decenas de veces la capacidad del Hubble, el cual por cierto ya tuvo su última misión de reparación: si falla no será posible arreglarlo.

Afortunadamente se está construyendo la nueva cara del telescopio extraterrestre. Con el E-ELT en puerta la NASA no podía quedarse atrás y en conjunto con la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Canadiense, trabaja en el Telescopio Espacial James Web (JWSP). Con 6.5 metros de diámetro podría parecer pequeño, pero será casi seis veces más poderoso que el Hubble. Aun así, no esperemos que nos brinde imágenes de objetos vistosos y extravagantes, pues se diseñó para trabajar principalmente en el infrarrojo. Su misión será ayudarnos a entender la formación de estrellas, las etapas tempranas del Universo y cómo ha evolucionado hasta las galaxias, e incluso la energía oscura y la materia oscura.

Su fabricación plantea retos impresionantes. Como será colocado en el espacio, cada componente debe someterse a duras pruebas de resistencia, simulando la fuerza y vibraciones de un lanzamiento en cohete. Además la medida de su espejo es demasiado amplia para entrar en una de esas naves, por ello deberá elaborarse con espejos más pequeños capaces de extenderse una vez fuera de la Tierra.

Asimismo, debe considerarse que si algo sale mal no habrá forma de repararlo, pues su destino es una órbita a 1.5 millones de kilómetros de nuestro planeta (para entenderlo mejor: 4.3 veces más lejos que la Luna). Ahí estará protegido con placas metálicas de la radiación de la Tierra y del Sol.

Los 18 segmentos que formarán su espejo difieren de cualquiera que se haya construido antes; están hechos de berilio, un metal muy fuerte y a la vez muy ligero. La superficie reflejante es una capa de oro y podríamos pensar que eso encarece el proyecto, sin embargo sólo se requerirá la misma cantidad de material contenida en 10 anillos por tratarse de una cubierta ultradelgada, especialmente pensada para colectar con extrema precisión la luz infrarroja de galaxias distantes.

Cerca de 100 compañías diferentes trabajan en la construcción de todas las piezas de este proyecto que tomará 15 años terminar; afortunadamente ya pasó buena parte de ese periodo, de hecho se planea que esté en operaciones entre 2016 y 2018.

MÁS COLOSOS POR VENIR

En todo el mundo hay destacados proyectos de observatorios. En México podemos estar orgullosos de nuestro coloso, el GTM o Gran Telescopio Milimétrico, construido por varias instituciones y liderado por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE). Es el telescopio en ondas milimétricas más grande del orbe, su construcción ha llevado 10 años y se alza en el volcán Sierra Negra en Puebla a 4,600 metros sobre el nivel del mar. Con una antena de 50 metros hará posible observar regiones donde el polvo interestelar no nos permite ver, una vez que inicie operaciones, lo cual se estima ocurrirá en esta primera mitad del 2013.

Indudablemente las súper herramientas son de mucha utilidad. Mas con o sin ellas el ser humano voltea sus ojos al espacio, intentando entender un poco su pequeñez en el cosmos.

Correo-e: eduardo@planetariumtorreon.com

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