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ORDENANDO EL CAOS

TODOS MIS KILOS

Dalia Reyes

¿Cuántos kilos calcula usted haya subido Thalía en su segundo embarazo? A mí me parece que dos y medio a lo mucho; es más, ni sumando el peso incrementado en sus dos embarazos llegaría a todos ésos que aumentamos las plebeyas o Salma Hayek o Mariah Carey.

En todo caso, el laboratorio que la demanda por haberse embarazado a medio contrato, debería aprovecharla para promover algún milagroso menjunje capaces de hacerla aparecer a una cual sílfide después de las posadas.

Esa jovencita eterna que es Thalía -o Paulina- muy apenas llegó a ser víbora con conejo, cual se describió una amiga mía cuando se encontró en estado interesante y no veía dónde, en su anatomía delgadísima, pudiera ella aparentar gravidez aunque fuera para la incapacidad laboral.

La mayoría de las mexicanas no entramos en ese catálogo. Los doctores apenas se enteran de la buena nueva, nos lanzan una retahíla de advertencias: no suba más de doce kilos, camine hasta el día del parto, ingiera comida sana, no tome refrescos, no fume, no ingiera alcohol, no cargue cosas pesadas, no haga ejercicios bruscos, etcétera.

Debo suponerlo: ningún doctor del mundo se ha embarazado, porque ellos no saben que eso de aumentar kilos antes del parto no es cosa de Dios, pues una puede dormirse con dos kilos y amanecer con el doble sin explicación cual ninguna, y de ahí se derivan todos los otros males. Mi vecina me lo contó: tras el segundo mes estaba tan embarazada que pesaba demasiado como para caminar, eso la llevó a una terrible depresión y a comer chatarra con refrescos pues las ensaladas ni las fumaba; además, ya bastante cosa pesada andaba cargando con ese enorme varoncito que luego parió.

En lo personal, seguí ese dicho de echarle todos los kilos a las cosas planeadas; mi hijo no lo fue precisamente, pero, como fuere, yo decidí ponerle mi mucho peso a fin de conseguir un personaje decente; el problema es que cuando salió a la luz me lo dejó todo encima y luego, volver al tamaño normal es una cosa muy pavorosa.

Yo no sé si la Thalis usó alguna faja, tomó cierto té o se consiguió un instructor de yoga venido del Cirque du Soleil, pero a mí no me funcionó la primera, el segundo me daba asco y el tercero lo cambié por un malabarista centroamericano de un crucero con los resultados a la vista.

Como pueden ver, señores del laboratorio mentado, de mucha utilidad les hubiera resultado esa chamaca mexicana, pues nos hubiésemos ido en desbandada tras cualquier producto que usara una mujer en estado y estando como estuvo y como está. Ustedes, muy mal.

dreyesvaldes@hotmail.com

Es que puse todos los kilos en mi hijo.

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