Miren si soy distraída; por alguna razón borré totalmente de mi agenda nemotécnica a Vidrick Taore, Hassan Ullah Amer, Shaniqua Kirkland, Robert Akonuche y Aisha Madi; caramba, y ellos tan atentamente que me han enviado saludos con tratamientos de muy estimada, querida y mi amor; es más, hasta me mantienen incluida en su urgencia por compartir conmigo la jugosa herencia que les ha dejado el padre, fatalmente acaecido entre las garras de la guerra.
Todas esas personas habitan algún punto de la tierra y han tenido la deferencia de empeñar su tiempo en enviarme cordiales invitaciones para que yo les envíe mi número de tarjeta bancaria, mi dirección, número telefónico y todos los generales habidos y por haber. Claro está, son personas bien intencionadas, pues de otra manera no me llamarían "my dear" o expresarían su solicitud con tal corrección como "please, a need your assistance".
En una ocasión decidí leer con comedimiento uno de esos correos venido desde África. Se trataba de una chica joven, guapa y maquillada para la ocasión. A la pobre, los enemigos de su padre, quien era algo así como un sultán, la dejaron huérfana… y también invidente, supongo, pues habiendo tantas fotos mías en la Internet no veo cómo me pudo confundir con un señor. Bueno, una de dos: o en su tierra son lampiños o me agarró en imágenes antes de la depilación.
Como sea, ella me pidió matrimonio, así nada más, sin mediar antes ninguna formalidad; que yo sepa, no vino a hablar con mis padres. Como tampoco lo hizo Ulla, quien está dispuesto a transferirme la gran cantidad de dinero que tiene en un banco de medio oriente de donde es tan imposible sacar su efectivo como conseguir una escritura en el Catastro mexicano. ¿Cómo se enteró de mi honestidad y entereza? Vamos, no creo que alguien ande por el mundo ofreciendo sus dividendos en correos abiertos, pues si así fuera, cualquiera le va a contestar en algún momento.
Con Taore de plano nada quiero, pues se trata de tomar personas a mi servicio sin mayor cargo que techo y comida. No es cubano el hombre, debo suponerlo, pero no sé, creo que soy demasiado suspicaz y algo no me da mucha confianza en ese mensajito. ¿Qué tal si ya estando acá me hacen un sindicato?
Yo no tengo en mi rutina mandar correos en desbandada a personas mil, así hayan pasado frente a mi vista alguna vez en el pasado; además, para ser sincera, no recuerdo a ninguna de estas personas, ni siquiera las tengo en Face Book, así que pensaré dos veces ese asunto de la transferencia bancaria y el matrimonio. ¿Ustedes qué me recomiendan, pues los encuentro a cada rato en mi correo electrónico?
Nota al pie: ¿Han visto La Teoría del Big Bang? Entonces: ¡bazinga!
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