Según Amanda, la vida es eterna en cinco minutos. Amanda es un personaje de la canción homónima escrita por Víctor Jara, y pocas veces escuché, en cinco minutos, tanta verdad cantada y concisa.
¿Cómo se imaginan a alguien llamada Amanda? En los próximos segundos harán cierto ejercicio nemotécnico que los lleve a repasar un trozo de su vida, un disco preferido, su época bohemia, la escuela, las tocadas -de música, señor- y toda una época impresa en el mapa del destino enrollado junto al recuerdo.
Qué harían ustedes en cinco minutos: la comida, según las ollas mágicas y las sopas instantáneas; pintarse el cabello -si no consideran la manchada y desmanchada del cuerpo-; bajar de peso con aparatos mágicos; ganar una medalla de oro; perderla por dopaje; decir adiós y arrepentirse…o quedarse y arrepentirse también.
Los grandes placeres duran apenas unos minutos, aunque prepararse para ellos lleve toda una vida. En cinco minutos se gana la gloria o se pierde el infierno. ¿Cuánto tardará usted en leer este artículo? Siempre cabrá la posibilidad, en ese corto tiempo, de que me haya considerado entre sus lecturas posibles y en cinco minutos me coloque en su hit parade o en un "borrar este contacto".
A diario llenamos nuestras agendas con grandes acciones, inconmensurables proyectos e ideas magníficas que vamos posponiendo por falta de tiempo hasta quedar en el olvido. Se me ocurre lo siguiente: si desmenuzamos los deseos en pequeños escalones de cinco minutos, será más probable alcanzar la meta. ¿Cuánto tiempo le toma caer y levantarse? Un momentito, y más si lo están mirando, porque el orgullo es como un resorte con garantía de por vida.
Hay una caricatura en los dibujos animados de ayer y hoy en donde un lobo insiste para audicionar ante el empresario de un circo. El hombre, fastidiado con las actuaciones ordinarias vistas por los postulantes, quedó arrobado ante el espectáculo del animal, el cual se hace volar por los aires impulsado por el fuego de una explosión con petróleo; sin embargo, cuando el empresario extiende un contrato jugoso, el lobo le confiesa la única limitación de su acto: sólo lo puede hacer una vez en la vida.
No es sugerencia, aclaro, la acción lobuna, es una analogía para saber cuánto vale la pena prepararse largo tiempo para esos famosos cinco minutos de fama, donde fama no es andar en la alfombra roja para recibir un Óscar, sino recibir al "Óscar" que tenemos en casa como si lo fuésemos a premiar.
Por lo pronto, cinco mil gracias por sus cinco minutos.
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