Ande usted a saber a dónde largó el ombligo don Cornelio. Si uno está muy chico cuando nace para darse cuenta de esas cosas.
Sabrá Dios si a las madres de la gente campesina les dieron licencia para dar a luz cobijadas en las casa paternas, porque antes las distancias eran más largas y los tiempos muy inmensos. Nadie andaría los kilómetros entre un rancho y otro sólo por cumplirse el capricho de estar cobijado con manos amorosas llegado el momento de parir.
Tener hijos no era una hazaña, sino una obligación a cumplirse con estoicismo y naturalidad, como hacer las tortillas cada mañana o estornudar en viernes. Pero así de fácil como nacían los hijos aprendían a irse, a veces apenados por la carencia, enfermos de multitud o nada más desorientados ante una vida pendiente nada más del "a ver qué pasa".
Los niños en el campo de antes nacían por orgullo, pues bien era vista la dificultad para emprender la vida en ese medio, tanto que las percusiones del hambre, el desamparo y la ignorancia resonaban en sus corazones incompletos dentro de sus madres.
Las mujeres se convertían en una expectativa, una esperanza de vida, no sólo por el chamaco engendrado sino por la existencia propia. Tener hijos en el pasado era una apuesta que no se ganaba con el parto, habían de esperar si los días subsecuentes permitían generar una descendencia no muy decorosa, pero viva por lo menos.
Hay historias en la sierra cuyos cuentos suman más sepelios que partos, éstos fueron protagonizados por madres con vientres imposibles, capaces de albergar más ausencia que vida, aunque resulte inexplicable cómo, a pesar de ello, salvaron la cordura.
Un niño corriendo en la labor era un milagro. Era, también, una magia efímera, puesta su maravilla en segundo plano con los apuros del siguiente intento; la expresión del amor en el pasado me sigue pareciendo algo muy raro.
Cuando veo un hombre trabajando en el rancho, esfuerzo la mirada por encontrarle el secreto que le fue otorgado para sobrevivir, porque nada era como es ahora. ¿Sabrá acaso esa persona dónde largó ombligo? Tal vez no, pero está aquí y eso es ya bastante.
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