Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

Ordenando el Caos

ORIGEN DEL AMOR

Dalia Reyes

Muchos años después encontraríamos la respuesta. Estoy cierta de que hay cosas que una fuerza mayúscula diseñó para uso y desuso, pero su esencia y significado no nos serían develados en tanto no alcanzáramos nuestra plena madurez.

Desde este importante foro, quiero decirles a ustedes, compañeras de género y delirio, que encontré la respuesta, el eslabón perdido de lo que nos causa tanto alivio y escozor: ya sé de dónde vienen los maridos.

Después de profundas investigaciones y desvelos prolongados, puedo decir con toda certeza que así como el ser humano, en general, viene del mono; los maridos vienen del celular. Así como suena -la afirmación, que no el celular-.

Estos son mis contundentes argumentos.

Cuando elegimos un aparato telefónico, en la actualidad no es suficiente con que sirva para hacer y recibir llamadas, ahora podemos elegir el color, la carátula y el estuche. ¿No hacemos lo mismo cuando entramos en etapa de noviazgo? Y tanto nos gustan las teclas de uno como las manos del otro; el rig de aquél y la voz de éste.

Ahora bien, si el individuo en cuestión porta algunos accesorios que hagan juego y realcen su personalidad y estilo, el parecido y la coincidencia son innegables. ¿Les parece poco? Pues ahí va: ¿no es cierto que tales accesorios cambian con la época, la moda y la ergonomía? Pues ellos hacen lo mismo: del pulido estilo joven con lentes de marca van caminando hacia el estilo sport desenfadado hasta acabar en un pantalón deportivo y tenis si están en plan de jubilados. ¡Ahí está la cosa, a lo largo de esta historia podemos evocar un moderno Motorola con browser o un rústico Nokia tamaño ladrillo cuya antena ya no capta ni la hora nacional!

Esto nadie lo refutará. La única manera de conocer las funciones de un nuevo celular es picando sus botones e ignorando el manual que acompaña el aparato. ¿No es cierto, señoras, que a los benditos caballeros uno los va conociendo conforme pase el uso -perdió, el tiempo- y a pura prueba y error? Además, tiene muchas funciones que nunca descubrimos bien a bien cómo utilizarlas y, por otro lado, hay opciones de uso que les descubrimos a ellos y que el mentado manual ni siquiera menciona.

Los atajos, ése es otro punto. Nuestros maridos nos dan la opción de que podemos hacerles algún reclamo durante tres días seguidos y tendrá el mismo resultado que si hacemos el discurso ¡en 15 segundos!

Si nuestro teléfono no tolera la presión de dos teclas simultáneas porque nos manda a una dimensión desconocida, los varones preferirán ver la telenovela que responder a nuestros cuestionamientos sobre por qué no quieres a mi mamá y hace como un año que no me llevas a cenar. Eso es detonante.

Aprendemos a leer tan bien en las pantallas como en sus caras: si el aparato ofrece la hora implacable en números intermitentes y bien visibles, ellos nos indican la hora de callarnos con parpadeos continuos, encienden la tele o tienen repentina urgencia de pasar al wc. Y si a pesar de eso no entendemos, ellos ponen "un protector de pantalla" que dice algo así como: "ésta no se calla y el partido empieza en 10 minutos".

Amigas, dilucidado este insondable misterio, las cosas pueden ser más fáciles para todos, y aquí les va un consejo: cárguenle bien sus baterías, manténgalo siempre en un bonito estuche y conéctenlo sólo el tiempo estrictamente necesario, para que la pila no se funda.

dreyesvaldes@hotmail.com

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 856577

elsiglo.mx