¿Se han fijado en los ranchos cuando empiezan a crecer? No son ni pueblos ni ciudades y se mezcla el terregal del pasado con el ruidero de la segunda.
Lo mismo pasa con las parejas jóvenes que no desean comprometerse: unen tierra con asfalto y al final de cuentas, ninguno desea ceder su espacio y empieza un estiradero que poco afloja.
En los conciertos de música clásica pasa lo mismo. Si se ponen atentos, verán que los programas invariablemente cambian. El otro día fui a un concierto de piano que anunciaba con tecla y pedal que el virtuoso tocaría a Mozart y Vivaldi. Acabé escuchando una bonita interpretación de la música de María Grever y Agustín Lara.
Los matrimonios, o las uniones conyugales, o las parejas bajo acuerdo, en fin, como sea que se les llame, suelen cambiar sus programas: todo parece posible de entrada, pero a la hora de enfrentar la realidad, ceder suele resultar muy difícil.
Admitir que al otro le hace falta crecer y que el segundo creció demasiado, requiere une media más complicada que la matemática, se llama entrega y desprendimiento y eso, como dicen los muchachos, está cañón.
Crecemos a nuestros hijos en una sociedad de bienestar material y los requisitos para buscar pareja van más allá de que sepa hacer tortillas de harina, que era la exigencia mayor hace algunos años, y si sabe molcajetear, pues hasta la saco de trabajar, decían los muchachos. Y ciertamente, la sacaban de esa labor para meterla en otra faena.
Los filósofos de la historiografía dicen que el problema con las épocas o las generaciones, es que en un mismo tiempo vivimos tres simultáneamente: tres generaciones con sus propias ideas, sus propósitos y sus prejuicios, sobre todo sus prejuicios. El resultado es que cada quien anda ya no como quiere, sino como puede, porque llegar a un acuerdo que implique perder algo nuestro es sumamente difícil, porque nos amamos tanto que el otro queda en segundo plano.
Quizá sea bueno que en los conciertos de música clásica no gasten en programas si al final los van a cambiar. Entonces, ¿qué tal que en el matrimonio se vayan haciendo las cosas como salgan? Bueno, así nadie tendrá sorpresas.
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