Tenía un extraño malestar en el estómago. No eran ni mariposas ni solitarias, había una especie de rigidez que no es normal, en absoluto, en mí. El médico no atinaba a decidir su diagnóstico y, en algún momento de la cita, preguntó por la crema humectante que usaba.
En ese instante, como el muchacho de las películas cuando va a morir, pasó por mi mente toda la escena matutina de ese día: el baño primero y después la rutina de embarres y menjunjes para sacar juventud de mi pasado. Ahí mismo descubrí lo sucedido. Me retiré apenada del consultorio.
Sucedió que, en lugar de la espuma refrescante y reductora me unté el mus para el cabello que, al instante, empezó a hacer su efecto fijador para un peinado más duradero, pero toda mi corpulencia estomacal pasó por el proceso de, como el Cross yourHeart, que se levanta y se para y quedé con una dureza que ni Cindy Crawford.
¿Y qué pasó entonces con la reductora? Miré de inmediato mi cabello y entendí el olor a menta fuerte que traje todo el día en la cabeza, así como una inusual laciedad que yo había traducido en cambios propios de la edad.
Medité acerca de la crema para peinar, el gel de noche para la cara, el enjuague sin enjuague para el cabello y llegué a una conclusión: los vendedores de productos de belleza debieran ser más creativos con los envases. Es más, hasta el afloja todo viene en aerosol parecido al del aceite comestible que, a su vez, se parece a la solución salina para descongestionar la nariz y el descongestionador es idéntico al de la crema para rasurar.
Puede ser, no tengo la certeza, pero quién me niega que en alguna ocasión alguien se rasuró con el afloja todo y las consecuencias se vieron en el escurrimiento nasal producto de haberse rociado las fosas con aceite en espray. Y tal vez mi rostro no sea resultado de las décadas que me cargó la vida, sino la flacidez que me provocó untarme erróneamente enjuague para el cabello que no me dejó la piel más lisita pero sí en caída libre.
Alguien me contó que este problema también pasa con las cremas dentales y las pomadas para bebés y que una vez su papá tuvo aliento a pañal de primera etapa por una semana.
Ya lo ven, sí pasa de a de veras.
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