QUIEN FUERA LAGARTIJA
Siendo que estoy más cerca de ser lagartija que millonaria, me concentraré a partir de hoy en mi transmutación genética. Esto, con la única intención de viajar al espacio exterior.
Por ahora, el turismo espacial, aunque es una realidad, tuvo que ser eliminado de mis opciones para el verano, entre las que tenía Tuxtepec, Oaxaca; Coatzacoalcos, Veracruz, y el lado sur de la Estación Espacial Internacional. En el primer caso, me ofrecieron paquete en plan familiar con desayuno incluido y repelente para mosquitos; en el segundo, lancha gratis y limpia en Catemaco; en el tercero, menú deshidratado y un lugar en gallopa por 95 mil dólares, en una jaula capsular, como aquélla en la cual debió viajar la pobre Laika rusa, muerto su perruno ser en pro de las investigaciones científicas.
El común de los mortales, raza a la que pertenezco, tiene escasas probabilidades para salir de la órbita terrestre, por lo menos quienes tengan apariencia demasiado humana, pues resulta que hoy por hoy los animales de a deveras nos rebasan en esos beneficios de turistear más allá del ambiente atmosférico. Es decir, aunque yo pudiera engañar a los "espaciólogos" rusos y norteamericanos haciéndome pasar por oso, viejo pastor inglés o demonio de Tasmania, mi documentación no estaría en regla: todo un proceso aséptico que mucho envidiarían en algunas colonias de mi ciudad; vacunación intensiva; alimento seguro; exámenes médicos gratuitos, y ADN zoológico a toda prueba.
Justo ayer llegaron unos amigos de paseo: 20 ratones, 15 lagartos y 20 caracoles aterrizaron muy campantes en una nave espacial que volvió sin mayores contratiempos -excepto que allá en el cielo a algunos tripulantes roedores el Señor los llamó a su santo reino. He pensado en lo que hubiese sucedido si en su lugar hubiesen enviado humanos: sólo regresarían tres, como en las películas americanas, el resto darían cuenta unos de otros en pro de tener el control de la nave y dominar el mundo. Pero no, los ratoncitos fallecidos fueron a consecuencia de una falla técnica ajena a toda acción humana, por lo menos desde tan lejísimos. Como sea, cuando yo vaya lo haré solita y alejada de lunáticos.
Nada se me ocurre, por lo pronto. Algo haré, ya lo verán, pero de que voy a espacio voy, así tenga que pedir un aventón.
Por: Dalia Reyes