Dos cosas llaman mi atención en cuanto a los súper héroes: usan el calzón por fuera y todos se llaman en inglés.
Hubo una temporada cuando, seguramente, la Real Academia Española tenía tiempo para seguir todos los programas televisivos y jalaba orejas y patillas su alguien olvidaba hacer la cabal traducción inglés-español en los titulares. Tengo dos claros ejemplos: El Hombre Biónico y La Mujer Maravilla.
El Hombre Biónico hizo las delicias de una chiquillada millonaria en número allá por los años 70. Su "pipipipi" anunciaba acciones que muchos hombres envidaban entonces por dos razones: todos los robots deberían de sonar si se preciaban de ser originales, y no había viagra. En realidad, el título original del programa era "The Six Million Dollar Man".
La Mujer Maravilla lo fue en la misma época que el hombre aquél, con una diferencia importante: ésta lo sigue siendo a sus 60 años. Ella era la "Wonder Woman" de las tardes emocionantes; puedo relacionarla perfectamente con un plato de frijoles guisados, tortillas de harina salsa Búfalo, pues apenas empezaba la entrada del programa, y todos los hermanos corríamos frente a la pantalla para conocer sus aventuras en tanto cuchareábamos la cena. Cuando no había Mujer maravilla, veíamos la Pantera Rosa.
Algo sucedió; hoy todos los súper se llaman en inglés y nadie respinga. Yo respingo ante Iron Man, cómo no, con ese nombre y ese hombre, cualquiera lo haría; sin embargo, su nombre es intraducible para los latinos porque, al fin y al cabo, los súper poderes parecen caber solamente en ese idioma.
Black Widow no me cae muy bien -sí, señor, a usted sí le caería de perlas-, quizá por su estrecha relación con Hawk Eye, pero es muy paciente con Hulk y, supongo, sería capaz de enfrentar a Red Skull. Ahora, hágame usted el favor de traducir esto y quedaría un párrafo demasiado ordinario como para impactar a los muchachos.
Eso es, se trata de un asunto del subconsciente, los chicos esperan de un súper héroe que sea extranjero, en general, y norteamericano, en particular, para que pueda tener éxito su hazaña de salvar al mundo. La Real Academia, por su parte, anda ocupada en quitar acentos y abreviar términos, así, aprovechando la globalización, no se mete en los intríngulis de traducir con decencia los nombres en boga.
Ante todo esto, es poco probable tengamos un súper héroe mexicano, pues, al parecer, ninguna de nuestras palabras implicaría tanto valor como para bautizarlo con éxito. Justo por lo anterior, nosotros hacemos películas de huevos.
(dreyesvaldes@hotmail.com)