Con zapatos de tacón, las nenas nos vemos mejor que con zapatos de piso. Ésa fue la máxima inmarcesible de Lupe Esparza, cuya huella caló profundo en la autoestima femenina.
La presencia de este hombre impone, pero seguramente no está impuesto a montarse sobre unas agujas de 15 centímetros, razón por la cual olvidó realizar especificaciones respecto de los sitios pertinentes en donde las damas en verdad se verán como tales calzadas así.
Ayer mismo corroboré la regla del señor Esparza, digo, por la excepción, pues una congénere mejor imagen hubiese dado descalza que entaconada. Tardó diez minutos en decidir cómo treparse a la escalera eléctrica para bajar al primer piso; no lo dijo, pero los presentes asumimos que tuvo entre sus opciones el ir parada de manos, de panzazo o en liana, pues sus enormes tacones y plataformas le hacían imposible mantener el equilibro para atrapar uno de esos escalones fugaces. Cuando por fin se decidió, su acompañante acabó con 500 cabellos menos y ella bien pudo integrarse en ese momento al Cirque du Soleil.
En estos tiempos, cuando la educación es por competencias, bien harían las escuelas para adolescentes incluir un curso sobre "Competencias para mantener la buena reputación aún entaconadas". No se nace con la habilidad, chicas, es necesario desarrollarla antes de salir a confundirnos con un ave exótico y poco elegante, cuando el objetivo era partir plaza.
En definitiva, este asunto se presta a demasiadas suspicacias; he pensado, incluso, en la posibilidad de cobrar venganza entre enemigas usándolos como arma mortal. No puedo explicarme, de otro modo, cómo se organizan despedidas de solteras y cumpleaños en amplios jardines sin aclarar que el calzado obligatorio es un par de tenis.
No miento: tras un festejo al aire libre, las mujeres acabamos con medio tacón pelado; quienes se atreven a más altura, llevan a casa muestras de petróleo extraído de yacimientos profundos. Es una regla: no se llevan tacones al jardín; no se organizan las fotografías familiares sobre tierra cuando se cuenta con un poco de cemento al lado, claro está, si se quiere evitar esa danza simiesca de la que participamos cuando el piso se hunde bajo los pies y nuestra dignidad también.
Lo supongo: Christian Dior, Victoria Secret y Mitzi escucharon la canción de Bronco y la siguen a pie juntillas. ¿El resultado? Interminables modelos en bikini o lencería… y montadas en tacones; sus tobillos acaban partidos en dos y pasan a formar parte no del catálogo primavera-verano, sino de los videos más terribles en Youtube.
Mis apreciados miembros de Bronco, extiendo una amable invitación para que posen en tacones en el jardín de su abuelita. (dreyesvaldes@hotmail.com)
Por: Dalia Reyes