Muchas frases palmarias he leído a través de los años; tengo en mi memoria infinidad de nombres y hombres, cuya reflexión filosófica trasciende los tiempos y las generaciones, pero ninguna como este ser de luz cuyo dicho confirma la humanidad a cada rato. Él, cuyo deífico nombre desconozco, pero mentado entre los mortales como José José, lo dijo: "Hasta la belleza cansa".
Si alguno de ustedes tiene una mejor explicación para el asunto que hoy me ocupa, les agradeceré la refutación con todo y señales, porque no acepto supuestos ni creencias vagas. La polémica es la siguiente: necesitamos saber la razón por la cual tantos y tantas bellos y bellas andan solitas en el mundo, y aunque no van deseando la muerte, como el jinete de José Alfredo, sí les hace el fuchi la otra mitad que también anda huérfana por ahí.
Mi primera decepción amorosa en la farándula fue la separación de Cindy Crawford y Richard Gere. Hacían una pareja muy linda, a más de ser por todos conocidos el casi budismo practicado por este Lancelot moderno y la seriedad de la modelo. ¿Qué podría estar mal en una pareja con medidas perfectas?
Ahí tienen ustedes a Jennifer Aniston, objeto de pasión entre los caballeros del mundo, mientras fue una de las Friends, con su cabello soñado y una soltería siempre en riesgo. ¿Dígame, señor mío, le haría el feo a esta chica? (Sin tener enfrente a Gatúbela, claro).
Toda esta discusión interna la desató una noticia de primera plana: Eiza ya no anda con Pepe. ¡Cómo así, Marce! Ella tan flaquita y él tan joven, no entiendo cómo surgió la diferencia y, de plano, fallaron al consejo de Don Cornelio, no arreglaron bien nada de nada.
Cada quien tendrá su lista, en donde no faltará Jennifer López y su Flaco de Oro, Adamary López y su Chico Ángel, Paquita la del Barrio, doña Luz y don Jacinto, los vecinos de mamá. Así de claros son mis argumentos para darle crédito a José José, cuya traducción al español coloquial la hizo, mejor que nadie, mi hermana: "Quién sabe qué habrá qué aguantarles".
Siguiendo la sabiduría popular, deberíamos de atender a los dichos y los hechos: a) no la busques hijo muy bonita, b) si está bonita, que no hable mucho, c) si habla mucho, que sea lista, d) si es lista, no la vas a encontrar muy bonita… quédate con ésa (ése).
Claro está, el procedimiento no libera a nadie de ciertos riesgos, hay quienes cometen la hazaña de conseguírselos feos, flojos y facinerosos, y aquí vuelve a entrar en la lista la J. Lo y un montón de cantantes norteamericanas que ya no saben qué hacer con largos y carísimos procesos de divorcios para deshacerse de sus pergenios.
Miren ustedes, considerando que somos de los agraciados (guapos, inteligentes, trabajadores y simpáticos), sigamos con nuestra táctica de simulación para vernos menos lindos, un poco airados, ligeramente perezosos y malhumorados de vez en cuando; en eso, creo yo, radica el secreto de la felicidad.
(dreyesvaldes@hotmail.com)
