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Pagan alto costo por alcanzar sus sueños

Maratónicas jornadas en el Nacional de TKD

El sueño hizo mella en los atletas y pasada la media noche la mayoría simplemente fueron vencidos por el cansancio.

El sueño hizo mella en los atletas y pasada la media noche la mayoría simplemente fueron vencidos por el cansancio.

Joel Flores Maltos

"El fin justifica los medios'', reza un conocido refrán y quizá este se aplique en forma más que oportuna para los participantes en el Campeonato Nacional Juvenil de Tae Kwon Do 2013, quienes luego de horas y horas de preparación en sus respectivos gimnasios instalados en los diferentes puntos del territorio mexicano, han invertido gran parte de su tiempo en lograr asimilar y pulir las técnicas de combate del tae kwon do.

Durante el arranque de este certamen, ocurrido el pasado viernes en el puerto de Veracruz, se vivió una maratónica jornada de competencia en el Auditorio Benito Juárez, quizá la más larga en este tipo de certámenes, toda vez que luego de iniciar la jornada a las 09:30 horas, una hora y media más tarde de lo programado, esta se extendió hasta las 06:30 horas de ayer sábado, para sumar un total de 21 horas, mismo tiempo que muchos de los exponentes debieron esperar en el área de 'descanso' o control, su turno para entrar en acción.

Aunque el ambiente en un inicio era de auténtica fiesta entre los más de dos mil participantes, llegados de las diferentes entidades mexicanas, la algarabía poco a poco se fue apagando al correr de largas horas de espera. Llegada la noche, el espacio de espera, no adaptado para satisfacer las básicas de descanso y relajamiento de los deportistas, menos en jornadas como ésta, se convirtió en un campamento similar a las de los refugiados, con 'gladiadores' sentados o recostados sobre áreas de combate, los menos afortunados debieron conformarse con un pedacito de suelo.

Para hacer menos incómodo su sueño, algunos aprovecharon sus maletas o arreos de combate, incluso, el vientre de alguno de sus compañeros para procurarse una almohada que hiciera menos incómodo su sueño, siendo vigilados en muchos de los casos por sus padres, quienes a la distancia, detrás de una reja, permanecieron atentos a las necesidades de sus pequeños 'ídolos', quienes nunca renunciaron al sueño de tocar la gloria.

El sueño hizo mella en muchos de ellos y llegada la media noche fue incontable la cantidad de entrenadores y deportistas que simplemente fueron vencidos por el cansancio, dejándose arrullar 'en brazos de Morfeo', siendo sólo interrumpido su sueño por el llamado para entrar en combate, una voz de alerta que nuevamente agudizó sus sentidos y tras algunos minutos de calentamiento, los puso en la duela de combate.

El aburrimiento y el cansancio fueron apagando el entusiasmo de los exponentes, no así sus sueños y hambre de triunfo, y aunque algunos de ellos debieron aguantar largas horas de espera, estuvieron ahí para cumplir su cita e ir paso a paso hasta llegar a la gran final, donde disputaron el triunfo y la gloria, viendo culminado en forma exitosa un largo proceso de trabajo, incluso de años; otros más, la gran mayoría, al paso de las diferentes etapas eliminatorias, simplemente vieron esfumarse su sueño, acariciado incluso durante años, ello luego de apenas algunos minutos de pelea, tras largas y tediosas horas de espera.

Una jornada sin lugar a dudas desgastante para todos los involucrados, ya sean competidores, entrenadores, directivos, jueces, personal administrativo, staff de apoyo y público, quienes luego de casi 24 horas de gran labor, tuvieron alrededor de tres horas para cubrir sus necesidades más indispensables de aseo, alimentación y quizá una 'pestañita', antes de regresar a sus puestos en su respectiva área de trabajo.

Un precio sin duda muy alto para quienes viven, sienten y se apasionan con el tae kwon do, es el que se debe pagar por vivir el sueño de alcanzar una medalla en el área de combate, un sueño que lamentablemente no muchos pueden ver cristalizado, ello a pesar de hacer todo lo que está a su alcance para lograrlo.

Pese a ello, aseguran los propios deportistas, vale la pena vivir cada momento del proceso de formación, de fogueo, de espera, de disciplina, de ir siempre adelante, ya que finalmente, el ser un taekwondín, es ya un sueño hecho realidad por el solo hecho de pisar los grandes escenarios y tener el reconocimiento de su familia, mayor aún si este viene acompañado de los éxitos deportivos.

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